Estoy feliz porque en mi entorno de trabajo la normalidad va volviendo por sus fueros y, aunque sea poco a poco, estamos recuperando los mejores hábitos. Y, como si estuviese leyendo tus pensamientos, sé que te estarás preguntando: ¿A qué se referirá ahora Juan Carlos? Pues al imprescindible hábito de compartir conocimientos, compartir actitudes y sembrar compromiso.
Ya que compartir conocimientos, no solamente técnicos, ni muchísimo menos, es la esencia sobre la que debe sustentarse un engrasado trabajo colectivo, o en equipo, como suele denominarse… Me estoy refiriendo a esos conocimientos que normalmente no vienen en los manuales y que sin embargo son los que marcan verdaderamente la diferencia. Unos conocimientos que solo se pueden asimilar tras una larga e intensa vida profesional con cuyos vaivenes, y sus correspondientes subidas y bajadas, finalmente se ha podido formar tu propia componente, es decir, el vector de tu vida, ese que te ayuda a entender tantísimas cosas que, si bien no se refieren a aspectos técnicos o legales concretos, sí que van a ser, a la postre, imprescindibles para que cualquier propuesta, del tipo que sea, pueda ser viable.
Unos conocimientos esenciales que tienen que ver con las estrategias de comunicación, la capacidad de sintetizar las ideas, de identificar en cada caso los aspectos verdaderamente estratégicos que deban ser considerados, de contribuir a la construcción de un adecuado clima de confianza y también, cómo no, para generar un contexto de seguridad en el profesional y en sus propuestas.
¿Y por qué, también, compartir actitudes? Pues porque eso de ser proactivos no debe ser solamente un eslogan, ni mucho menos. Las tareas, ninguna, deben ser realizadas de manera mecánica, descontextualizada y aséptica, porque generalmente van a provocar parálisis, demoras o impedimentos que a la postre van a dificultar que las iniciativas puedan ser viables.
Cualquier “no” debe ir acompañado de un “pero así sí” o cualquier “esto no se puede, esto no se debe o esto no es factible” debe ir siempre asociado a una alternativa o a un análisis en positivo sobre aquellos aspectos que, por ejemplo, hayan de ser reconsiderados. Y no vale eso de quedarse con el balón o darle un patadón para quitártelo de en medio… Porque la pelota hay que sacarla bien jugada, pasándola (la pelota o el testigo) siempre al compañero o al siguiente actor en el proceso… Contribuyendo en definitiva a construir o a sumar, porque de aquellos que solo gustan de desmoronar o de restar ya tenemos bastantes.
Y ya para terminar el trío te daré unas pinceladas sobre qué significa eso de sembrar compromiso. Pues verás, es que no es lo mismo ir de cara por la vida (profesional al menos) que de perfil. Porque si trabajamos en una ciudad, por ejemplo, debemos sentirnos vecinos de la misma; o en otros casos sentirnos promotores de aquel proyecto, o beneficiarios de esa iniciativa, o sufridores de esa afrenta, con el afán por culminar aquello que se inicia…
Aún a costa de que, a raíz de esa implicación, de cuando en cuando los arañazos te calen el alma, pero has de saber que también, recibirás una recompensa que adoptará múltiples caras: tu propia satisfacción por el deber cumplido, el aprecio de las personas, sentirte partícipe de los avances conseguidos, así como irás notando progresivamente que, como te decía al principio, tu proceder cada vez generará mayor confianza y seguridad en los demás. En definitiva, que a ojos de los demás, como de los tuyos propios, ganarás en fiabilidad y que será también fácil predecir el éxito en las tareas que te sean encomendadas.
Y te cuento todo esto porque, precisamente en dos días consecutivos, ayer y hoy, tengo la oportunidad de sembrar esos tres nobles principios de los que te he hablado:
- Ayer tarde reinstaurando una de aquellas buenas prácticas que durante los últimos años hubo de aplazar: el FORO PROFESIONAL DE GR-ARQUITECTOS. Un encuentro distendido de todo el equipo en el que tres de los integrantes han expuesto a los demás de manera sintética algunos de los trabajos que están desarrollando y el correspondiente turno de preguntas y comentarios. Una estrategia para generar conocimiento, habilidades, cohesión y sentimiento de pertenencia. Y fue muy gratificante.
- Y esta tarde participando on line en una CONFERENCIA a la que he sido invitado desde la UNIVERSIDAD ANTONIO NARIÑO DE COLOMBIA, para que les comparta a sus futuros arquitectos los principios de La Ciudad Comprometida. Ni qué decir tienen que me llena de orgullo (además de un cierto sonrojo) que me sigan llamando para estas lides que no son otra cosa que sembrar pasión por la arquitectura y por la profesión de arquitecto, en este caso.
Ellos no lo saben aún, pero yo les voy a hablar, haciendo gala de ello precisamente, sobre ese hábito tan imprescindible y tan necesario de compartir conocimientos, compartir actitudes y a sembrar compromiso.