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Me alegro de que con el tiempo un tribunal haya al menos mitigado el desastre económico.

Por lo leído no son las formas de hacer las cosas. Y al final del camino los ciudadanos son los que pagan.

Que fácil es jugar con el dinero y trabajo de los otros. Llegar a un proyecto finalizado y entonces introducir cambios de calado y gratis es un vicio muy común incluso en técnicos que no hacen su trabajo en las fases previas y cuando deben aprobar con su firma toman conciencia de todo lo hecho anteriormente.

A secuir luchando