Elementos filtrados por fecha: Sábado, 14 Marzo 2020

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¿Y qué de bueno tendrá esta crisis sanitaria mundial? No es fácil entreverlo, pero ya se están produciendo algunos avances colectivos hasta hace poco inimaginables, porque una vez asumida la pandemia, la sociedad en su conjunto está reaccionando de manera sorprendente…

Veamos: ¿Alguien en su sano juicio hubiese apostado hace tan solo un par de meses un solo centavo a favor de la cordura de esta Humanidad tan deshumanizada? Esa que consiente guerras geoestratégicas como si nada le fuese en ello. La misma que, indiferente, hace zapping al llegar las imágenes del éxodo de millones que huyen del terror más atroz. Esa sociedad indolente que sigue desparramando residuos de muerte en cada hogar, en cada restaurante, gasolinera, negocio, fábrica o no importa donde, como si la cosa no fuese con cada uno. En fin, todos nosotros, sin excepción, que con el corazón compungido aparentamos pesar por los daños ambientales irreversibles que ya son un legado de agonía para nuestros hijos, ¿a los que tanto amamos?... mientras que por otra parte nuestro ombligo nos impide renunciar a ninguna de las comodidades a las que nos llevó ese modo de vida tan moderno que esquilma recursos, destruye ecosistemas e incluso altera los equilibrios naturales…

Por eso os decía que cualquiera habría podido imaginar que estos tipos comodones, consentidos e indolentes, que es lo que somos las gentes actuales, podríamos actuar con diligencia, prontitud, solidaridad y responsabilidad colectiva…   Pero hete aquí que el milagro se ha producido y la sociedad civil ya se puso en marcha…

Valga como ejemplo de lo que está ocurriendo en cada uno de los rincones del país (España en este caso, aunque supongo que de manera equivalente en tantos y tantos lugares) lo que ayer viernes vivimos en mi humilde empresa: Nos hemos organizado con responsabilidad, flexibilidad y mucha voluntad, para poder tele-trabajar al menos durante las próximas cuatro semanas. Cohesionados como una piña, todos a una, solidarios y responsables. Recordándonos, y haciendo por tanto gala de ello, que nuestra mejor fortaleza radica precisamente en actuar al igual que las mejores familias: todos a una, y cada uno con todos…  

Y es que la consigna ha corrido más, mucho más, que la pólvora, y el país entero ya se ha organizado, replicando consignas, vídeomensajes, instrucciones y eslóganes para que cada uno de nosotros seamos el héroe que se espera que seamos.

Así que, ya sea por el miedo, pero el caso es que lo imposible se hizo realidad y la respuesta que necesitábamos llegó, y además en un plis, plás: se paró La Liga, los espectáculos, los comercios, casi la vida misma. Nadie ha rechistado, y por una vez pareciera que nadie ha discutido las instrucciones de las autoridades, así como que la sociedad civil se está prodigando en difundir mensajes que no tienen vuelta de hoja:

JUNTOS Y JUNTAS SALDREMOS ADELANTE

CODO CON CODO

VENCEREMOS

SOLIDARIDAD CON LOS SANITARIOS Y SERVICIOS ESENCIALES

QUÉDATE EN CASA

PAREMOS AL VIRUS ENTRE TODOS

NO ANULES TU VIAJE, APLÁZALO

#YoMeQuedoEnCasa, es mi #Responsabilidad y la #TUYA

Claro que también podríamos acordarnos de los espabilados de siempre… (como, por ejemplo, los miles que han cogido el coche para viajar con la familia a otras ciudades; o los que dando pábulo al miedo acopian artículos de manera exagerada, o los políticos que quieren pescar en aguas revueltas…) pero hoy, desde mi casa, mi mensaje es de agradecimiento, de esperanza y de alegría, pero no ya al comprobar la maravillosa reacción de la sociedad en su conjunto para superar esta pandemia… (que con el apoyo de cada uno de nosotros espero que pronto sea un mal recuerdo…) sino porque significa que, quizás a cuentas del bichito, esta Humanidad tan deshumanizada se pueda dar cuenta de que puede afrontar “por derecho” cualquiera de los grandes retos que tenemos por delante de manera inminente en este sorprendente siglo XXI.

Y, para celebrarlo, he pensado que nada mejor que compartiros un bellísimo canto de esperanza que compuso el gran Fito Páez, en su versión (para mí) más bella, la que cantó Mercedes Sosa:  

¿Quién dijo que todo está perdido?
Yo vengo a ofrecer mi corazón

Tanta sangre que se llevó el rí­o,
Yo vengo a ofrecer mi corazón

No será tan fácil, ya sé qué pasa,
No será tan simple como pensaba,
Como abrir el pecho y sacar el alma,
Una cuchillada del amor…

… ¿Quién dijo que todo está perdido?
Yo vengo a ofrecer mi corazón

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