Hace unas semanas, dentro de nuestra sección de “bomberos urbanísticos”, quise mostrar con la mayor crudeza y realismo el proceso galopante de degeneración y devaluación de los barrios históricos, ante el que cabe preguntarse: ¿Es legal? ¿Es inevitable? ¿Qué se puede hacer? Y de esa pregunta surgió el artículo https://www.gr-arquitectos.com/component/k2/205-ciudades-arruinadas
Y os propuse empezar a desgranar algunos de los mecanismos, tan poco utilizados, que tienen los ayuntamientos (o la sociedad) para afrontar su degradación patrimonial… Y en dicho sentido quiero empezar a lo grande, con un caso de arquitectura industrial abandonada y arruinada, pero cuya monumentalidad merecería una reflexión. Y para ello he querido retrotraerme al año 2012 cuando desde estas páginas de LA CIUDAD COMPROMETIDA quisimos mostrar una loable iniciativa de la Escuela de Arquitectura de Granada para recuperar (es decir, abrir las conciencias de la sociedad) la CEMENTERA DE ATARFE. Os lo trascribo:
“¿Hay alguien ahí? Esta es la pregunta que se me ocurre hacer cuando llego a un lugar como este, la Cementera de Atarfe. Hace unos años la pregunta hubiera sido otra, “Busco trabajo ¿podría hablar con el encargado?”, pero es que ahora está abandonada, y las impresionantes dimensiones de sus muros, junto con su potente y sobria arquitectura parecen convertirla en la puerta del más allá.
Se encuentra en las proximidades de Sierra Elvira, en la localidad granadina de Atarfe junto a la carretera de Córdoba. Su ubicación viene de la proximidad a la cantera que hay en la misma sierra y su construcción, que se inició en 1903 por Inocencio Romero de la Cruz, vino motivada por el aumento de las infraestructuras en la época. En 1923 empezó a comercializar sus productos bajo la marca de Cementos Centauro y estaba dedicada a la producción y elaboración de cemento y cal hidráulica. Fue una de las primeras fábricas de este tipo que se construyeron en Andalucía, junto con la fábrica La Araña, en Málaga, de 1918. Con una producción en 1955 de 30.000 Toneladas de Cemento portland y de 20.000 Toneladas de cemento natural se convirtió en una potente fábrica que abastecía la creciente demanda de la época.
La línea del Tranvía de Granada a Pinos Puente, con parada en el apeadero de Sierra Elvira así como una línea industrial de ancho 750 mm entre la fábrica de cemento y las canteras serían algunas de las infraestructuras que apoyarían el funcionamiento de la fábrica.
La fábrica perteneció a la compañía Cementos Centauro hasta finales de 1968, cuando fue absorbida por Cementos Alba S.A. Al poco tiempo fue cerrada y desde entonces sus instalaciones permanecen abandonadas, pudiéndose apreciar hoy en día aún la estructura principal de hormigón de la fábrica. Algunos de sus muros han sido invadidos por pintadas, sus tejados están hundidos, en algunos puntos se aprecian los restos de lo que fue una escalera, una oficina o el comedor de los trabajadores. Donde antes había maquinaria ahora hay vegetación y escombros. Por donde antes los empleados de la fábrica circulaban para hacer su trabajo, ahora, de vez en cuando, aparece algún curioso o algún grupo de aventureros que encuentran un foco de entretenimiento.
Hace unos años se planteó como Proyecto Fin de Carrera de la Escuela de Arquitectura de Granada su transformación para acoger la Fundación Juan March. Ojeando algunas de las propuestas queda demostrado que, a pesar de encontrarse en este lamentable estado, sus muros, sus espacios y todo su conjunto siguen siendo fuente de inspiración y de numerosas posibilidades de rehabilitación.”
¿Podrían el ayuntamiento u otras administraciones haber adquirido este imponente complejo? ¿O haber instado a su catalogación, activando mecanismos para lograr al menos su consolidación estructural? ¿Y la posibilidad de vincularlo a alguna actuación urbanística que garantizase su rehabilitación con un nuevo uso?
En los próximos días seguiremos desgranando casos y soluciones…