Queridos amigos de La Ciudad Comprometida, el tema que he escogido para la reflexión de hoy no es baladí, ya que nos va a mostrar cómo la sociedad actual se ve abocada a ir perfeccionando progresivamente la regulación de muchas cuestiones que tienen que ver con los nuevos usos que van apareciendo en las ciudades y en el territorio… porque de no hacerlo, como hoy veremos a través de un ejemplo dramático, la falta de norma o la imperfección de la norma, pueden traer graves consecuencias.
¡Y como muestra un botón! Porque la casuística que os propongo es el grave conflicto que en tantísimos lugares están generando las denominadas coloquialmente “MACROGRANJAS”, verdaderas instalaciones agroindustriales de ganadería intensiva para la cría de miles de animales que están proliferando por doquier, aunque la palma se la llevan las que están destinadas a la cría de ganado porcino.
Así pues, el conflicto ya está servido porque mientras que hay municipios que las autorizan, en otros las tienen vetadas, aunque eso no les exime de sufrir los efectos ambientales que generan, ya que algunos de ellos, como el olor, se dejan notar a muchos kilómetros de distancia de donde fueron autorizadas, poniendo de manifiesto que los municipios no son territorios estancos y que, por ello, ciertas decisiones deberían concitar una mínima solidaridad territorial.
Os cuento que he elegido esta temática a resultas de que, recientemente, el ayuntamiento de Jumilla (Región de Murcia, España) ha encargado a mi equipo de GR-arquitectos una nueva regulación de las actividades ganaderas en su Plan General Municipal de Ordenación (PGMO) ante la alarma social que está generando la sorpresiva proliferación de macrogranjas en el municipio vecino de Hellín (perteneciente a la vecina región de Castilla-La Mancha), que si bien están muy alejadas de su población, sin embargo están casi adosadas al término de Jumilla, por lo que, claro, sus efectos ambientales ya se dejan notar.
Así que la polémica ya está servida:
Desde luego que el modelo de las macro-granjas es justamente la antítesis del modelo de ganadería extensiva tradicional. Eso los vecinos de Jumilla lo tienen clarísimo, como lo demuestra el nacimiento de un colectivo ciudadano, increíblemente activo, cuyo nombre no se anda con chiquitas: “Salvemos Nuestra Tierra”:
“Desde el principio hemos buscado informar a la sociedad y que sepan lo que se viene encima si no nos ponemos las pilas. Y por supuesto, decirle al Ayto, una y otra vez, que estamos ahí, para apoyar, ofreciendo el "brazo social"… ya que lo que pretendemos es defender nuestro territorio, solamente.”
Así, por ejemplo, en los últimos 6 meses han desarrollado una intensa campaña de concienciación ciudadana que ha logrado, entre otras cosas, que el Ayuntamiento se haya decidido a regular dicha actividad para evitar sus repercusiones negativas a la población (ambientales, económicas o de otra índole). Por eso, el Pleno del Ayuntamiento de Jumilla acordó en septiembre de 2020 la suspensión del otorgamiento de nuevas licencias de edificación para explotaciones de ganadería intensiva en todo su término municipal e iniciar los trámites para la modificación de su normativa.
Pero… ¡Vayamos al grano!:
- ¿EN QUÉ CONSISTE EL MODELO DE GANADERÍA TRADICIONAL?: En el caso de Jumilla, por ejemplo, la ganadería tradicionalmente se ha adaptado a las condiciones ambientales de esta zona del sureste español, determinada por escasez de buenos pastos y la limitación de los regadíos. Dando lugar a que la cabaña pecuaria esté muy concentrada en especies bien adaptadas a estas condiciones ecológicas, como por ejemplo la cabra de raza murciano-granadina, criada bajo modelos extensivos o semi-extensivos.
- ¿Y EN QUÉ CONSISTE LA GANADERÍA INTENSIVA?: Es un nuevo modelo de producción ganadera basado en la selección genética de especies para su estabulación, que se caracteriza por el hacinamiento de los animales en espacios reducidos y su total independencia del suelo agrícola. Los críticos de este modelo consideran que genera una serie de impactos ambientales y socioeconómicos directos nada deseables.
- ¿A QUIÉN CORRESPONDE LA REGULACIÓN DE LA GANADERÍA?: la legislación autonómica (Ley 13/2015, de 30 de marzo, de Ordenación Territorial y Urbanística de la Región de Murcia) dispone que “la ordenación urbanística de los municipios, se establecerá a través del PGMO, cuya finalidad es la ordenación integral del territorio municipal, estableciendo un modelo de desarrollo territorial y urbano sostenible…”
- ¿Y PORQUÉ NO ESTÁ BIEN REGULADA HASTA EL MOMENTO EN JUMILLA? El PGMO vigente data de 2004 y no regula la implantación territorial de este tipo de instalaciones ganaderas ya que hasta entonces no había sido necesario por su escasa o nula presencia municipal.
- ¿Y QUÉ PRETENDE AHORA SU AYUNTAMIENTO?: Modificar dicha normativa a fin de evitar la implantación de las instalaciones de ganadería intensiva y mixta de ganado porcino e intensiva de bovino en el término municipal de Jumilla.
- ¿PERO CON QUÉ ARGUMENTOS?: Son tres los argumentos fundamentales, y tienen que ver con los impactos medioambientales y socioeconómicos que generan este tipo de actividades:
a) Por afectar a la calidad y la cantidad de los recursos hídricos del municipio, lo cual sería catastrófico: Es de todos sabido que el agua es un bien escaso en la Región de Murcia debido a la insuficiencia e irregularidad de precipitaciones. Por ello, en el municipio de Jumilla, la única fuente de abastecimiento de agua para consumo son las extracciones de los acuíferos subterráneos sobre los que se asienta, unas reservas de agua bastante frágiles como lo demuestra el hecho de que algunos de dichos acuíferos ya están bajo vigilancia por haberse detectado en ellos altas concentraciones de nitratos.
En este contexto, no parece aconsejable autorizar ganadería intensiva, porque además de que exige unas demandas de agua muy elevadas, entraña un riesgo difícilmente asumible de contaminación de las fuentes subterráneas de suministro como consecuencia de potenciales vertidos inadecuados de los purines al campo.
b) Por la contaminación del aire y la producción de molestias debido a la emisión de olores, ruidos y polvo: Es patente el mal olor en las proximidades de las explotaciones o durante el almacenamiento y aplicación al campo de los purines o estiércoles. Además, en el caso de Jumilla, la dispersión de los olores se ve agravada por la configuración del relieve en sentido Este/Oeste y la predominancia de los vientos para su dispersión de los olores, especialmente intensos en las explotaciones instalaciones intensivas y mixtas de porcino.
c) Por la necesidad de preservar las actividades tradicionales relacionadas con especies autóctonas: La ganadería intensiva, considerada por tanto en una actividad cuasi industrial, busca la optimización del beneficio y el aumento de la producción por encima de otros valores como la calidad del producto, o la puesta en valor de las marcas de calidad o denominaciones de origen, por lo que supone un impacto negativo sobre las actividades ganaderas tradicionales locales de cabaña caprina.
El mantenimiento de esta actividad tradicional se justifica por motivos medioambientales, ya que la capacidad adaptativa de la raza autóctona hace que sean animales especialmente aptos en zonas semiáridas de clima mediterráneo siendo un elemento ideal para la prevención de incendios forestales. Además, constituye un elemento clave para el mantenimiento de la población en zonas rurales donde los animales son capaces de aprovechar recursos y pastos que ninguna otra especie es capaz.
Por eso me ha parecido encomiable la iniciativa social llevada a cabo en Jumilla por el colectivo “Salvemos Nuestra Tierra” como encomiable me ha parecido así mismo la pronta reacción municipal, suspendiendo dicha actividad y programando inmediatamente la modificación de la normativa de su PGMO.
Ahora toca perfeccionar las propuestas y promover mecanismos que favorezcan que en las próximas semanas pueda producirse un alto grado de consenso social y político, a partir de una óptima participación ciudadana, activa y comprometida.
Por eso quisiera recordaros una vez más uno de los idearios de La Ciudad Comprometida: Cree en la necesidad de planificar las actuaciones en el territorio y las ciudades, como instrumento para garantizar su sostenibilidad ambiental, social y económica, así como para mejorar sus sinergias. Así mismo, confía en la participación de los ciudadanos y las instituciones en los procesos de planificación como forma de asegurar la idoneidad social de las decisiones adoptadas.
Por eso me alegra muchísimo poder decir: ¡Felicidades Jumilla!
Lectura de un manifiesto conjunto en los municipios de Jumilla, Cieza y Yecla, con motivo del día de la protección de la naturaleza.