A ver… que gobernar no es hacer lo contrario que el anterior… y desde luego que debe ser mucho más que descabezar los proyectos heredados antes ni tan siquiera de haber organizado a tu propio equipo de gobierno. Eso es una machada y gallos de corral no necesitamos ni uno más.
Y os cuento esto porque al señor alcalde de Madrid, al que no tengo el gusto de conocer ni mucho ni poco, no se le ha ocurrido otra cosa que derogar en su primer día de mandato el proyecto “Madrid Central”. A mí me parece legítimo que los alcaldes (o mejor, los ayuntamientos) lleven a cabo sus programas de gobierno, pero, a ver… seamos serios:
¿Qué es el proyecto MADRID CENTRAL? Un programa implantado hace apenas seis meses que afecta al centro de esta gran ciudad para la reducción drástica de la contaminación galopante que afecta a la capital de España mediante, entre otras medidas, la restricción al tráfico privado.
¿Se trataba de una medida excéntrica o novedosa? En absoluto, en realidad se trata de una medida equivalente a la que ya han adoptado casi trescientas grandes ciudades europeas, entre ellas las grandes capitales.
¿Qué piensan los especialistas al respecto? Pues que lo de la contaminación en las grandes ciudades no es un chiste y que entre las medidas ineludibles se encuentran potenciar el transporte público (y la movilidad saludable) y disminuir en la misma medida los vehículos privados.
¿Y qué efectos tendrá la anulación de esta medida? Antes que nada, tendrá efectos nocivos sobre la salud de los madrileños… y con seguridad se traducirá en la imposición de sanciones para España por parte de la Comisión Europea por no luchar de manera efectiva contra el cambio climático. Además de la vergüenza de que Madrid sea la primera gran urbe europea en dar pasos atrás al respecto…
En fin… que yo hoy no estoy hablando ni de ideologías ni de partidos. Ni mucho menos. Sino de sensatez, criticando a la demagogia barata. Porque un buen alcalde primero evalúa a través de indicadores los pros y los contras de un proyecto recién implantado, para después proponer medidas de mejora del mismo e, incluso, llegado el caso, buscar alternativas consensuadas o al menos suficientemente debatidas para dotarles de institucionalidad y estabilidad en el tiempo… Y también un buen alcalde, o al menos un alcalde que sea sensato, intenta aprender de las prácticas exitosas de otras ciudades equivalentes…
Así que, siento decíroslo, pero el neoalcaldemadrileño será el alcalde de la capital, pero de seguir así difícilmente será también el mejor alcalde, o ni tan siquiera un buen alcalde. Y es muy importante que sí que lo sea, para que otros muchos alcaldes aprendan de su ejemplo.