El caso de aquella ciudad que milagrosamente volvió a sonreír Destacado

En apenas un fin de semana, algo estirado eso sí, he vivido en primera persona todo un carrusel de emociones y de sorpresas… de esas que te quitan el hipo. De esas que te dejan huella. De esas que te ensanchan el corazón…

Verás, como me gusta mucho estirar el tiempo (“estirar la vida” lo llaman algunos) en cuanto se da la ocasión intento hilvanar mis viajes por motivos profesionales con alguna que otra “alegría” personal, aún a riesgo de que las circunstancias o los imprevistos puedan dar al traste con todo lo planificado…

Te cuento todo esto porque a finales del verano pasado, aún no me explico cómo pude cometer semejante locura, decidí inscribirme para correr el Maratón de Valencia (España), previsto para el 1 de diciembre de 2024, es decir, durante el pasado fin de semana. Sería mi 42K nº 36, una locura, sí, pero mayor aún si se tiene en cuenta que no me había sometido a tales retos desde que corrí el de Lima (Perú) en el año 2015. Demasiados años desde entonces, demasiado cansancio acumulado, numerosas lesiones musculares y algún que otro quebranto de la vida recomendarían mayor prudencia y menores exigencias personales, pero… ¿Quién dijo miedo? ¡Ja, ja, ja!

El caso es que me inscribí sin estar demasiado convencido ni motivado, pero me inscribí…   Quizás conozcas algo de este tipo de pruebas deportivas, siempre épicas y siempre extenuantes, pero, mira por donde, si te soy sincero, creo que nada me tocó tanto la fibra como lo que sucedió al final, una vez terminada la prueba…  Aunque me parece que lo mejor será que empiece por el principio.

Verás, para aprovechar ese viaje tan largo también visitaría otras dos ciudades relativamente cercanas a Valencia en las que estábamos desarrollando algunos de nuestros trabajos: primero a Buñol (Comunidad Valenciana) cuyo ayuntamiento acababa de encomendarnos el rediseño de su frente fluvial, un precioso paraje natural impregnado así mismo de los singulares valores históricos y arquitectónicos que generaron en su día un rosario de fábricas de papel al implantarse en sus márgenes. Por eso supuse que para esas fechas ya podría exponerles los primeros bocetos de nuestro proyecto… Y, durante el trayecto de vuelta, visitaría Torre-Pacheco (Región de Murcia) en cuya planificación urbanística también estamos trabajando.

Sin embargo, como sabes bien, una DANA terrible sorprendió a muchos de los municipios de La Comunidad Valenciana dejando un trágico reguero de muerte, de dolor y de daños inimaginables por doquier.  Supe que en Buñol, felizmente, no hubo muertes, pero en el entorno del río el agua arrasó todo a su paso, cuyas huellas en forma de derrumbes de edificios, deslizamientos de laderas, rotura de numerosas infraestructuras básicas y sobre todo de mucha tristeza las he podido comprobar personalmente en estos días.

BUÑOL DANA 1

BUÑOL DANA 2

Por tanto, ya en un contexto radicalmente diferente al que había cuando se produjo el encargo, pude reunirme con mi apreciado colega José María Ochando, arquitecto municipal de Buñol, y ambos estuvimos reflexionando sobre cómo deberían reorientarse las políticas públicas en el entorno del cauce.

BUÑOL esquema río

Acto seguido, la fiesta de la Maratón ya reclamó su lugar en mi mente, colonizando cada una de las 48 horas siguientes. Fíjate que hasta pocos días antes no se confirmó que la prueba se celebraría, porque debes saber que el 42K de Valencia tiene características similares a las del selectísimo club de los “Major”: los de New York, Boston, Chicago, Londres y Berlín. Así que imagina la dificultad de prestar una adecuada logística a 35.000 corredores de todo el mundo en una ciudad cuyo transporte público estaba inutilizado por la DANA.  

Sin embargo, Valencia y los valencianos decidieron que tenían que superar tanta desdicha, emplazándonos a los maratonianos a sumarnos a su gran reto: VALENCIA CORRE POR VALENCIA, y sortear con deportividad y con paciencia las incomodidades que nos supondría que este evento se diese en una ciudad dañada en sus infraestructuras y en su funcionamiento.

VALENCIA dorsal maratón

Así, por ejemplo, yo que llevaba las fuerzas justas de más, el día D tuve que madrugar un poco más de la cuenta para recorrer caminando los 5 km. que me separaban de la línea de salida… ¿No quieres caldo? Pues toma dos tazas ¡Ja, ja, ja, ja!

La prueba fue precedida con el emocionante himno de Valencia, ahora reconvertido en el más bello y escalofriante canto a la esperanza de todo un pueblo, y acto seguido los 42 kilómetros 195 mts. nos enfrentaron a cada uno de los protagonistas frente al espejo de nuestro ser, a la capacidad de cada cual para administrar su agonía y a la manera de gestionar sus valores.

Felizmente tuvimos un agradable día otoñal, lleno de luz, a cuya fiesta del deporte popular se sumaron miles de valencianos que, al menos a mí me lo pareció, con gran entusiasmo nos aplaudían y aplaudían a todos los corredores.

La parte verdaderamente anecdótica de esta historia es que, tirando de oficio, de pundonor y de capacidad de sufrir, toda la tensión acumulada durante horas de lucha finalmente se tornó en una inimaginable sinfonía cuando por fin pude cruzar la línea de meta. Dicen que en los 42K solo se disfrutan los últimos 200 mts… ¡Como mucho! ¡Ja, ja, ja! Pues yo esos últimos 200 mts. los recorrí con mi gorra en la mano ondeando al viento y con mi mirada levantada hacia el cielo de Valencia.

Medalla, abrazos, avituallamiento, amplias sonrisas… ¡Y el orgullo por haber terminado tres docenas de maratones! ¡Ahí es nada!

VALENCIA 2 dorsal maratón

VALENCIA saboreando las medallas

Pero, tras toda la liturgia de la llegada triunfal a la meta tocó pensar en volver al hospedaje, en la ducha reparadora y en comer un poco… ¡Horror! ¡Vuelta a la cruda realidad! NO había taxis ni uber; NO había buses; NO había Metro… y mis fuerzas ya no daban ni para caminar un par de manzanas.

Tras unos minutos de incertidumbre la solución estaba clara: irse a un semáforo para ofrecer a los conductores que, previo pago de una generosa propina, hicieran de taxistas circunstanciales… Es verdad que una chica se excusó porque su bebé ocupaba toda la parte trasera de su vehículo, pero el resto de los conductores a los que abordé fueron muy poco o, mejor dicho, nada amables… Hasta que, de repente, desde un coche que llegaba se nos invitó a montar:

  • ¡Pasad! ¡Yo os llevo a casa!
  • ¡Sí, por favor! ¡Gracias! Le pagaremos lo que nos pida
  • ¡De ninguna manera! Yo los transporto gratis con mucho gusto.

Fueron unos 20’ de entrañable conversación con nuestro benefactor que se sentía tremendamente orgulloso por haber podido socorrernos. Se llama Cristian, nació en Ecuador, y trabaja como cocinero en un buen restaurante. Vive desde hace años con su hermana en Valencia y también nos habló muy orgulloso de su enamorada, a la que recogería poco después.

Nos impresionó que nos contase algunas vivencias sobre la DANA. Por ejemplo, que, junto a su círculo de amistades, había pedido unos días de vacaciones para ir a ayudar como voluntario a los pueblos dañados. O que, a su hermana, que regenta un pequeño hospedaje, le habían cancelado de repente más de 150 reservas… Nos explicó que todos los valencianos estaban sobrecogidos desde entonces pero que, sin embargo, “haber podido celebrar el Maratón había obrado un milagro ya que esa mañana, al fin, la ciudad había vuelto a sonreír…”

Al llegar nos hicimos un simpático selfi y nos compartimos los teléfonos. Ojalá acepte nuestra invitación para conocer Granada y Jaén.

No me cabe la menor duda, no nos cabe la menor duda de que la verdadera medalla nos la regaló Cristian y su maravillosa actitud, como el mejor conciudadano que cualquier ciudad quisiera albergar.

CRISTIAN VALENCIA

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55 comentarios

  • Enlace al Comentario Jose martinez Martes, 03 Diciembre 2024 21:07 publicado por Jose martinez

    Emotivo articulo y como lo cuentas. Enhorabuena

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  • Enlace al Comentario Jose Moraga Martes, 03 Diciembre 2024 21:18 publicado por Jose Moraga

    Gracias otra vez J.C. Team. La realidad es esa. Un abrazo para todos el equipo.

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  • Enlace al Comentario Ana F Martes, 03 Diciembre 2024 21:30 publicado por Ana F

    Bonito relato. Gracias por compartirlo

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  • Enlace al Comentario Boni Martes, 03 Diciembre 2024 21:50 publicado por Boni

    Ves como acababas... Un abrazaco compadre

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  • Enlace al Comentario Gemma Martes, 03 Diciembre 2024 22:20 publicado por Gemma

    Increíble la cifra de 36 maratones! Enhorabuena! Y gracias por compartir y relatar esta preciosa experiencia vivida en Valencia. Un fuerte abrazo.

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  • Enlace al Comentario Raquel Solano Miércoles, 04 Diciembre 2024 06:27 publicado por Raquel Solano

    Trienhorabuena! Esa Maratón, un me quito la peineta!!! La alegría de verte con "buenas juntas" ....y la tercera, por ser el campeón de "no tirar la toalla", todo ello es inspirador y contagiante. Un montón de besos!!!

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  • Enlace al Comentario José Andrés Muñoz (Acci) Miércoles, 04 Diciembre 2024 06:55 publicado por José Andrés Muñoz (Acci)

    En el pasado he conocido y comprado bastante papel (por papel “gris perla” lo conocemos en el mundo del embalaje) en ese entorno de Buñol y su impresionante barranco.
    Emociónate experiencia la tuya Juan Carlos, agotadora según la cuentas y si, en este mundo tan raro que nos ha tocado vivir, siempre encontraremos un Cristian dispuesto a la ayuda altruista.
    Un abrazo y nos vemos por la Accitania.

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  • Enlace al Comentario Chules Miércoles, 04 Diciembre 2024 07:06 publicado por Chules

    Uf que rabia ya me ganas por una maraton

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  • Enlace al Comentario Jose Miguel de la Torre Peinado Miércoles, 04 Diciembre 2024 07:42 publicado por Jose Miguel de la Torre Peinado

    Enhorabuena, magnífica experiencia que sin duda aumenta las ganas de vivir y seguir disfrutando de cada una de las oportunidades que la vida te pone delante. Seguimos

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  • Enlace al Comentario Silvia Silva A Miércoles, 04 Diciembre 2024 08:11 publicado por Silvia Silva A

    Felicidades, por tanto esfuerzo físico, me parece que, excedes de agonía a tu motor de sangre.
    De todas maneras va para tí, un aplauso por haber participado
    Silvia Silva A

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