En numerosas ocasiones os he hablado de La Alpujarra: un hermoso lugar ubicado entre Sierra Nevada y el mar, entre la vega y el cielo. A caballo entre las provincias de Granada y Almería (Andalucía, España). Y lo he hecho porque “durante casi toda mi vida profesional he estado vinculado a esta tierra con la que he aprendido casi todo lo que sé y de la que he recibido, sin duda alguna, mucho más de lo que yo le he podido entregar…” https://granadablogs.com/gr-arquitectos/2009/07/08/%C2%A1gracias-alpujarra/
Y lo vuelvo a hacer ahora porque el pasado domingo asistí en Pórtugos, como cada año desde hace muchos, a una nueva edición de su entrañable Festival de Música Tradicional que organiza el colectivo ABUXARRA. Y lo hace para rescatar, conservar y trasmitir su folclore y, sobre todo, el orgullo de ser herederos de una cultura que se manifiesta con belleza y originalidad a través de su paisaje rural abancalado; de su urbanismo de casas escalonadas; de su arquitectura de piedra, madera, cal y launa; o lde sus tradiciones llenas de sabor y de color, de aromas y de plasticidad.
Y los organizadores, precisamente como si se ratase de una labor pedagógica más, cada edición del festival la dedican a personas, entidades u organismos que implicadas en la revitalización las raíces culturales de La Alpujarra, promocionen a dicha comarca, o promuevan actividades encaminadas a mejorar la calidad de vida de sus gentes.
Y me ha encantado que en esta XXXVIIIª edición el homenaje haya sido para los productores de JAMÓN DE LA ALPUJARRA, que mantienen esta tradición respetando las características del auténtico jamón alpujarreño, que se encuentra amparado desde 2016 por la figura de calidad “marca de garantía”. Y es que, según el decir de muchos, el jamón constituye el mejor embajador de esta tierra. Al mismo tiempo que con su producción artesanal y su comercialización son hoy un pilar esencial en la frágil economía de estos pueblos.
Hace diez años, cuando tuve el inmenso honor de ser yo el agraciado por mi labor como arquitecto y urbanista, lo recibí como el mejor de los abrazos de estas gentes generosas y llanas. Por eso, cada año me gusta sumarme al aplauso que se brinda con cada nueva dedicatoria del festival. Por eso: ¡Viva la cultura del buen Jamón de La Alpujarra!