Las cosicas que me pasan…

 

Lo que son las cosas. No recordaba un principio de agosto al que hubiese llegado tan cansado, sobre todo psicológicamente, ni tampoco un final de agosto en el que ansiase tantísimo volver de nuevo a la actividad y a mis rutinas cotidianas. Seguramente un estupendo síntoma de que mi reloj y mi maquinaria ya estaban otra vez a punto, aunque en este caso creo que guardaba relación con algún mecanismo de supervivencia colectiva:

“Venga, ¿ya descansaste? Pues adelante, que estamos viviendo tiempos difíciles y raros, y hay que seguir empujando…”

No sé a vosotros, pero a mí me bastaron apenas dos o tres días para estar ya emborrachado de trabajo y de estímulos, tan diversos y tan intensos que me ha costado, mucho más que otros años, adaptarme al ritmo frenético de la vida… Así que quizás esa sea la explicación de que haya tardado más que otras veces en volver a escribiros.

20191000 Bogotá visita a Jerusalen

Tiempo tendremos para que os cuente algunas de las muchas cosas buenas que la vida me sigue regalando y de los retos apasionantes a los que me sigo enfrentando, pero en este inicio de temporada creo que voy a detenerme más bien en algunas anécdotas de estos primeros días, aparentemente triviales, sí, pero que sin embargo están llenas de retranca y de significado.

Veréis, como cada vez que empieza un ciclo, estas dos primeras semanas de septiembre han tenido mucho de reuniones internas para coordinar, programar, impulsar tareas y equipo (Por cierto, aprovecho para dar la bienvenida a Susana, un nuevo miembro de GR-arquitectos) y muchísimo de llamadas, gestiones, viajes y reuniones a través de las cuales volver a impulsar nuestra actividad, pero sin olvidar que construir un buen rumbo requiere de la coherencia de cada una de esas pequeñas acciones que se van sembrando cada día. Os cuento algunas de ellas:

- En un pueblito de las montañas mientras celebrábamos una intensa reunión para afinar las propuestas de su inminente plan urbanístico, su alcalde reivindicó que en última instancia deberían prevalecer los intereses de los vecinos. A mí me tocó explicarles que esos derechos también hay que armonizarlos con las normas y con la visión de otros organismos que tienen la función de tutelar cuestiones generales que a todos nos incumben (Cultura, Medio Ambiente, Salud, Urbanismo…). Y creo que supe hacerles entender que mis “noes” a algunas cuestiones eran imprescindibles para avanzar hacia la concertación de su plan. Creo que eso es hacer pedagogía urbanística.

- Otro de estos días tuve que recordarle a otro alcalde (una vez más) que la mejora de su ciudad requeriría no de una mirada sectaria ni de un urbanista de “su color” ya que las mejores iniciativas son siempre las que tienen una amplia base de apoyos… en fin, todas esas cosas. Pero tengo que reconoceros que no me sirvió de mucho porque me miró con una sonrisa socarrona, como pensando: “No te enteras de nada”. A mí cuando me pasan estas cosas (casi todos los días) siempre me viene al recuerdo algo que me pasó hace muchos, muchos años. Veréis: Al concluir un taller con numerosos alcaldes, uno de ellos se acercó al representante de la Junta de Andalucía que aquel día presidía el acto y le espetó: “Pedro, ¿Este es de los nuestros?” y aquel buen señor, de los mejores que he conocido, le contestó: “No, pero es de los buenos”.

- Este pasado viernes visité a un ayuntamiento que lleva años intentando concluir un importante proyecto para el centro de su ciudad, el cual una y otra vez se ve ralentizado por circunstancias ajenas al municipio. Y, en un momento dado, su alcaldesa me preguntó, llena de comprensión hacia nuestra labor: “¿Juan Carlos, no te aburre ser urbanista?” … Vaya preguntita, jajaja. No recuerdo las palabras concretas con que le contesté, pero sí que les hice ver a los presentes que no hay que perder la fe por muchas dificultades que aparezcan en el camino. Y también creo que se quedaron satisfechos, sabedores de que les apoyaremos con tesón llegar a buen puerto.

- Y ya, por último, al final de la mañana, visité a otro ayuntamiento que había reclamado nuestro apoyo para lidiar contra un proyecto pernicioso que se les viene encima… Pero de lo que quería hablaros era del bello orgullo sano con el que su alcalde me contó, en un receso de la reunión, los esfuerzos que entre todos están realizando en su población para sortear al COVID y proteger a la población. Y yo me sentí muy afortunado porque ese buen alcalde me contase esas cosas, y por comprobar, una vez más, que somos muchos los que intentamos sumar cada día.

Os deseo una preciosa semana.

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2 comentarios

  • Enlace al Comentario Roberto Balboa Domingo, 13 Septiembre 2020 19:17 publicado por Roberto Balboa

    Querido amigo Juan Carlos:
    Sin tu espíritu afable, bonachón y dialogante difícilmente podrías llevar a término cuantos proyectos inicias. Me recuerdas en cierto modo las enseñanzas que don Agustín Serrano de Haro compartió con nosotros en una interesante charla cuando comenzábamos nuestra andadura por el bonito y difícil camino del Magisterio, y nos decía: “El maestro no solo debe estar ahí para enseñar la teoría a sus alumnos, sino para cuando sea menester limpiarle los moquillos a alguno de sus alumnos.”
    Y extrapolando esta acertada enseñanza de don Agustín a tu trabajo, vemos que no solo te rodeas del mejor equipo humano para llevar a buen puerto vuestro trabajo, sino que en el camino también debes andar enseñando a quienes la vida preparó para otros menesteres.
    Y no es nada fácil comunicarse con nuestros representantes políticos, pues acostumbrados al ordeno y mando, que nos presten atención y que nos hagan caso son casi tareas de otro mundo.
    Enhorabuena a ti y a todo tu equipo por vuestro bello y difícil trabajo.
    Un abrazo como yo de grande.

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  • Enlace al Comentario Juan Carlos García delosReyes Lunes, 14 Septiembre 2020 09:03 publicado por Juan Carlos García delosReyes

    Muchas gracias una vez más por tus palabras, que en este caso se ven enriquecidas por esa preciosa anécdota de ese accitano de pro tan valorado pr unos y otros. Un fuerte abrazo

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