En España, con la llegada hoy del invierno y la celebración mañana del sorteo de la Lotería de Navidad, es como si el año 2017 a efectos profesionales ya se diese por amortizado… Vamos, que “todo el pescado ya está vendido...”
Es un tópico decir que la vida es corta… así como que el tiempo pasa velozmente. Y seguramente sea así. Pero tengo la sensación de que este año ha sido muy duro, costoso, trabajoso, denso para mí, a la par que sorprendente y enriquecedor. Bendita paradoja. Hasta el punto de que esta mañana en la que me siento algo nostálgico, ya estoy cansado por el mero hecho de haber echado la mirada hacia atrás repasando mentalmente los principales eventos profesionales y personales que me acaecieron.
Pero también os diré que percibo que lo mejor de este año, sin duda alguna, ha llegado en los últimos meses, como si de un renacer personal y profesional se tratase… Es como si este 2017 se hubiese empapado del espíritu de sus estaciones: Primero unos invierno, primavera y verano de crisis, metamorfosis y maduración, respectivamente, para llegar después a un otoño en el que al fin pude apreciar el dulzor de los frutos recibidos, con el regocijo y la serenidad de haber superado una especie de ciclo vital. Que aunque duró solamente un año, por momentos se me antoja que haya sintetizado toda una vida. ¿Os imagináis? Una vida entera resumida en un año. A la par extenuante y enriquecedor…
Por tanto 9 meses duros, costosos, trabajosos y densos… y tres meses sorprendentes y enriquecedores… Así ha sido este 2017 para mí.
Y llegado a este momento de reflexión nostálgica matutina, prefiero quedarme con lo nuevo del 2017 que ha llegado para quedarse:
- Creo que he aparcado definitivamente ese rol de “granadino permanentemente errante” que tanto me ha exigido y me ha exprimido durante siete años, sin que eso signifique una renuncia o un abandono a la vocación universal de los principios de La Ciudad Comprometida.
- Voy a volcarme sobre todo en aplicar con mi equipo andaluz (del que estoy muy orgulloso) y fundamentalmente en Andalucía, todos los conocimientos y las experiencias acopiadas aquí y allá durante tantos años.
- Y por último voy a implicarme (de hecho ya lo estoy haciendo) en desarrollar de manera sistemática y asequible los criterios para el desarrollo de ciudades comprometidas a través de una colección de “cuadernos” en los que voy a ir plasmando diferentes visiones de la ciudad o del territorio con la ayuda en cada caso de un especialista.
Ya os he compartido el Cuaderno 0: “Reflexiones desde La Ciudad Comprometida” y ya trabajo en los siguientes de manera simultánea con tres expertos muy respetados por mí.
Así que con vuestro permiso, en estos días que restan para el remate del año voy a regodearme en el disfrute, a través del recuerdo de esta travesía del 2017cuyas notas de cata serían:
- Aunque apenas duró 12 meses me dejó exhausto como si de toda una vida se hubiese tratado.
- Y aunque me requirió un esfuerzo por momentos sobrehumano, me ha dejado un postgusto con notas de tremendo orgullo por cómo la pude gestionar, sobreviviendo a todo ello.
- Y sobre todo por comprobar que voy envejeciendo bien, ya que mi capacidad de soñar, de luchar y de implicarme en el camino que la vida trazó para mí sigue intacta…
Por tanto, qué alegría de que se acabe ya este difícil y extenuante año. ¡Viva el 2018!