REFLEXIONANDO SOBRE LA RESERVA NATURAL DE PUNTA ENTINAS-SABINAR

En estos días pasados he visitado (en realidad lo he hecho mientras trotaba) la Reserva Natural de Punta Entinas-Sabinar, ubicada en el litoral de Almería (Andalucía, España) y no pude evitar que mi mente volase… y reflexionase.

La Reserva Natural Punta Entinas-Sabinar ocupa una franja de un kilómetro de ancho entre la línea de costa y ocupa una extensión algo menor de 1000 Has.

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En la reserva se combinan cuatro ambientes diferentes: playas arenosas, sistemas de dunas fijadas por matorral mediterráneo, zona de salinas y pequeñas charcas, que sirven de abrigo a una rica comunidad de aves acuáticas y son zona de escala de numerosas especies en sus viajes migratorios (Flamencos). En sus fondos marinos se pueden encontrar interesantes praderas de posidonia oceánica, la colonia más occidental del Mediterráneo. http://www.andalucia.org/es/espacios-naturales/reserva-natural/punta-entinas-sabinar/

Para los que no conocéis este tesoro naturalístico os diré que está encajada entre dos importantes ciudades turísticas (Almerimar por el poniente y Roquetas por el oriente), los cultivos intensivos de invernaderos por todo su flanco norte y ya el mar por el sur. Todo ello sin transición territorial alguna y, como imaginareis, con una gran presión humana.

Y mi primera reflexión, muy positiva, tuvo que ver con la fortuna de que Andalucía en 1989 aprobase su LEY DE ESPACIOS PROTEGIDOS, entre cuyo catálogo  se incluyó precisamente esta Reserva Natural, aportando toda la fuerza legal que ha podido paralizar definitivamente la invasión de los cultivos agrícolas  y de los usos turísticos, por lo que desde entonces, lentamente, se va regenerando progresivamente el lugar: su vegetación, su fauna, su paisaje y su visita. Este aspecto es muy, muy esperanzador si se tiene en cuenta que se encuentra en el corazón de un territorio en el que hay una lucha feroz por la ocupación de cada centímetro de terreno…

Pero la segunda reflexión tiene que ver con mi asombro por los impactos derivados de una deficiente gestión pública de este espacio, unida a los malos (o vergonzosos algunas veces) hábitos de los habitantes. Os cuento:

  • casi todo su frente norte está flanqueado por invernaderos y un camino de servicio con numerosos vertidos de desechos agrícolas y plásticos…
  • Las zonas de contacto con las urbanizaciones, sobre todo con Almerimar, están plagadas de restos de materiales de construcción y de basura con una imagen lamentable que solo se va diluyendo a medida que te adentras en el paraje…
  • Además, el acceso (prohibido pero no impedido) de vehículos erosiona este frágil ecosistema e impide su regeneración.

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Al margen de esas cosas, pude contemplar un bellísimo amanecer, recorrer sus kilómetros de playas vírgenes, caminar por sus dunas, deleitarme con su bosque de sabinas rastreras, soñar con los reflejos de sus lagunas, y volar con el vuelo de los flamencos…

Me sentí muy orgulloso del camino recorrido por Andalucía para su conservación en un contexto territorial tan agresivo, pero al tiempo inquieto y decepcionado por los absurdos impactos, claramente reconducibles, que afectan claramente a la armonía paisajística y a la salud del frágil ecosistema de este santuario natural andaluz.  

Por tanto, creo que el futuro Plan de Ordenación del Territorio del Poniente Almeriense tendrá que tomar cartas en el asunto.

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1 comentario

  • Enlace al Comentario Jesús Roberto Balboa Garnica Jueves, 14 Diciembre 2017 08:25 publicado por Jesús Roberto Balboa Garnica

    Es una verdadera pena que seamos tan irrespetuosos con la madre Naturaleza cuando ella lo único que hace con nosotros, como buena madre, es cuidarnos y protegernos.
    Ojalá nuestro sincero arrepentimiento llegue antes de que sea demasiado tarde.

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