Esta mañana, justo al despertar, he descubierto por azar en las redes una reflexión realizada por un antiguo amigo de la infancia, con el que compartí años de internado en la Universidad Laboral de Sevilla. Y en ella narra sus vivencias de niño al volver a casa (Huesca) en cada una de las vacaciones trimestrales, cuando descubría una y otra vez que no había nada más entrañable que volver a tu casa y a tu barrio… Aun cuando se tratase de un humildísimo barrio de casas baratas, con gente hacinada, con malos servicios y puede incluso que con mala reputación (para los más pudientes, claro).
Y esta reflexión que nos realiza Sebastián Gracia, hoy un reputado abogado amante de las montañas, que ha denominado “EL BARRIO COREA. LOS BARRIOS COREAS”, surge como reflejo de un artículo publicado en El País, escrito por Anatxu Zabalbeascoa: “¿Cuántas Coreas hay en el mundo?” a cuenta de una exposición del fotógrafo Alejandro S. Garrido que documenta el presente de un territorio periférico que sigue siendo un enigma:
“El franquismo y la propaganda norteamericana sembraron España de barrios de casas baratas. En los años cincuenta, los arrabales de muchas ciudades españolas se llenaron de urbanizaciones marginales en las que las que se apiñaban viviendas insalubres –sin instalaciones y asentadas en suelos sin pavimentar- para quienes llegaban del campo a buscar fortuna en la ciudad. Aunque estas barriadas sin infraestructuras no tardaron en ser conocidas como Corea -la guerra contra el comunismo que libraban los americanos, el origen de ese nombre continúa siendo un misterio sujeto a múltiples interpretaciones para los miles de familias que habitan hoy los barrios.” https://elpais.com/elpais/2017/07/10/del_tirador_a_la_ciudad/1499703860_241439.html
Así que hoy, que mi mente ha volado hacia aquellos años de crecimiento personal y de incontestable hermandad con mis compañeros “laborales”, lo que me apetece es simplemente dejaros que leáis las vivencias de mi entrañable amigo Sebastián, de quien conocía mucho pero que no recuerdo que me hubiese hablado de aquel barrio suyo que llevaba en las entrañas… Sirvan por tanto los artículos de Sebastián y el de la periodista de El País, como la exposición fotográfica que los ha motivado, a modo de recuerdo entrañable para las miles y miles de familias que han vivido en esas barriadas periféricas que en todas las ciudades españolas proliferaron en los años ’50 y ’60 del siglo XX para resolver los gravísimos problemas de vivienda.
Os dejo por tanto con Sebastián Gracia y su Barrio Corea de Huesca:
“¿Puede un hombre enamorarse de una mujer poco agraciada físicamente, pobre y no con mucha cultura? ¡Pues claro que sí el amor no entiende de eso, el amor no es una fiebre superficial, el amor es un virus interior! Lo mismo me ocurrió a mi a los 15 años con mi barrio...con el Barrio Corea.
Cuando nos daban vacaciones en la Universidad Laboral de Sevilla y regresaba a casa me pegaba 24 horas de viaje. Siempre llegaba al amanecer y con más hambre que un gitano (dicho con perdón). Cuando el autobús de la Oscense coronaba Las Canteras de Almudévar y de pronto aparecía esa Huesqueta nuestra con Guara y el Salto Roldán al fondo, el bello de todo mi cuerpo se erizaba de emoción (no exagero), y como un resorte pensaba en el par de huevos fritos que me haría mi madre al llegar y los jugos gástricos parecían decirle al conductor del autobús que corriera más que quería llegar pronto con los míos y con mi barrio. Luego cuando bajaba del autobús marchaba pitando para el barrio, por los Porches, Coso Bajo y Ramón y Cajal.
Al cruzar el puente del Isuela ya me empezaba a sentir en casa, pero al llegar a la calle Gibraltar y girar para entrar en el barrio, como una ceremonia secular sucedían dos cosas sentía en cierzo en la cara (allí pega fuerte el aire que viene de la Sierra ) y simultáneamente ralentizaba el paso, como quien come un buen pastel que da bocados pequeños para saborearlo más rato.
Luego ya en casa, en el Barrio, y con los míos (incluido como míos ese par de huevos fritos con ensalada de cebolla bien avinagrada) solo me faltaba preparar la mochila...el Pirineo esperaba....pero antes como quien teme que lo suyo ya no esté, iba a dar una vuelta por mi querido barrio, desde los cuarteles a las Mártires, desde Fosal de Moros al Barranco de la Alfondiga...no faltaba ninguna casa...ya podía respirar tranquilo. Es lo que tiene estar enamorado de un barrio físicamente poco agraciado, pobre y no muy culto....Pero nunca renegué del Barrio Corea.
Algunas veces es verdad que cuando intentabas ligar con las hijas de papá (las del otro ensanche) igual que San Pedro también yo escondía que era coreano.....Hoy compartiendo mesa y mantel en reunión profesional con el último gran intelectual de esta Huesqueta mía, Ambrosio, el gran Ambrosio, he mencionado mi extraña obsesión con el Barrio Corea...entonces me ha contado que en las Navidades estuvo en Madrid viendo una exposición en Caixa Forum titulada "El Barrio Corea" donde había fotos de mi barrio y sus tocayos.
Y como esos hombres que se enamoran perdidamente de la más fea, pobre e inculta del pueblo, y que sienten cierta vergüenza en contarlo, pero que cuando lo cuentan si el que le está escuchando le confiesa lo mismo, siente un gran alivio de saber que su amor no es un amor degenerado....cuando Ambrosio me ha dicho que en España hay casi diez Barrios Coreas similares y Google me ha ratificado el hecho...me he autorizado a contar a gritar que ¡si soy choni....pero barriadamente enamorado.. -postdata: para los que padezcan hoy de insomnio aconsejo dejar de leer la suspensión de la proclamación del Molt Honorable Señor de Bruselas, y buscar en Google "El Barrio Corea"...el resultado podría ser suficiente para una tesis doctoral”
https://www.facebook.com/sebastian.gracia/posts/10211499146057539
¡Ah! Le acabo de proponer a Sebastián compartir próximamente una semana del Camino de Santiago… porque ya va siendo hora de que nos volvamos a ver, pues 41 años son muchos años…