Queridos amigos, algunas veces las partituras se van escribiendo casi solas, mientras se interpretan. E incluso fluyen los sonidos casi antes en el oído y en la mente del oyente que en la imaginación del intérprete o en la pluma de su autor. En una especie de conjunción superpuesta y cambiante de papeles en la que unos y otros hacen cuerpo e interactúan al unísono… donde tanto imaginan, modulan y perciben unos actores como los otros.
Y vaya esa metáfora para anunciaros que ya va siendo hora de que esa partitura, soñada, tañida y sentida, a la que vine a llamar “La hora de Guadix”, toque a su fin. Una colección de reflexiones, dos docenas en dos años, a través de las cuales pude ir masticando el contenido del “Plan Especial del Casco Antiguo”, como comúnmente se le denomina. Un complejo trabajo colectivo, en todos los sentidos, que esta cuasidormida ciudad andaluza llevaba demandando por décadas, a través del cual poder definir estrategias para revitalizar y mimar a su bello conjunto histórico.
Ya sabéis que en demasiadas ocasiones las ciudades, que en esto se parecen a las personas, suelen optar por elegir el camino más fácil o, mejor dicho, el menos complejo. Y por eso son tan frecuentes aquellas que solo quisieron pensar en su expansión urbana y en la creación de nuevos barrios, y así, mimar a sus centros y a lo patrimonial siempre fue quedando en el tintero… Y Guadix, una ciudad maravillosa, llena de contrastes, de historia y de personalidad, también se estaba olvidando de su pasado a la hora de pensar su futuro. Y con cada nuevo edificio que nacía, la ciudad bimilenaria se ajaba un poco más, y por el camino han ido desapareciendo muchos edificios y mucho patrimonio…
Imagino que sabréis que en las ciudades históricas desarrollar un proyecto, una rehabilitación, una intervención pública o privada cuando no cuentan con un instrumento de detalle diseñado, (lo que comúnmente se llama un Plan Especial) es muy complicado... pero dotarse de dicho plan lo es aún más. Por eso Guadix, como tantas otras, hace muchos años decidió aparcarlo y pensar en otras cosas más sencillas como fue crecer por su vega. ¿El resultado? Una ciudad medio arruinada en muchos de sus barrios y en muchas de sus calles.
¿Y por qué el Plan Especial de Guadix llevaba treinta años en la estantería? Porque las posturas respecto de muchísimos de los temas estratégicos locales estaban enquistadas y había que encontrar una solución, que finalmente ha podido ser posible gracias a la conjunción de una serie de factores, todos ellos imprescindibles: Unos munícipes absolutamente volcados con esta tarea colectiva llevada a cabo sin distinción de colores; excelentes dosis de concertación con todas las administraciones sectoriales; la implicación sin reservas de los servicios técnicos municipales; y el grito sordo, ronco y unánime de la ciudadanía, que no entendía tanta dilación ni tanto abandono.
Pero el pegamento ha sido, o al menos me lo parece a mí, el afán del urbanista por llevar a cabo un urbanismo pedagógico y participativo para que todos los actores comprendiesen el plan, entendiesen la trascendencia de lo que se estaba haciendo, y lo enriquecieran con sus propuestas. Armonizando con cordura conocimientos, pedagogía y determinación.
Y así surgió la idea de que desde estas mismas páginas digitales se fuesen desgranando las propuestas técnicas para hacerlas más entendibles, en lo que finalmente ha conformado una singular colección de artículos denominados “La hora de Guadix”. Y también os añadiría a vosotros, los lectores de La Ciudad Comprometida, que habéis sido testigos de excepción de estas reflexiones que solo a mitad de camino tuvieron consciencia de estar conformando un original compendio, bastante masticado, sobre las cuestiones esenciales que debieran dirimirse a través de los planes pero que con demasiada frecuencia no son suficientemente conocidas ni debatidas por tanto por los diferentes actores.
Pero también la “La hora de Guadix” ha sido la manera de plasmar mi compromiso con mi tierra y con el urbanismo comprometido, animando a la sociedad accitana a que se implicase al máximo en el conocimiento y en el perfeccionamiento de esta norma que será vital para la mejor protección y revitalización de su ciudad.
Así, progresivamente se fueron articulando una serie de mensajes a través de los cuales se fue trazando un discurso positivo y proactivo, al que se fueron sumando las voces de la ciudad para conformar conjuntamente un canto coral:
- LA CARTA DE COLOR Y LA PROTECCIÓN DE LAS CIUDADES HISTÓRICAS: EL EJEMPLO DE GUADIX
2. MUY BUENAS VIBRAS CON EL PATRIMONIO CULTURAL Y NATURAL EN GUADIX
- UN PASO MÁS PARA QUE GUADIX PRESENTE SU MEJOR CARA
- GUADIX DEVOLVERÁ A LA ALCAZABA SU RELEVANCIA
- RECUPERANDO LOS HUERTOS URBANOS DE GUADIX…
- LLEGÓ LA HORA DE GUADIX
- AYER FUE UN DÍA MEMORABLE PARA LA CIUDAD DE GUADIX
- CONOZCAMOS LAS ENTRAÑAS DEL PLAN DE PROTECCIÓN Y ORDENACIÓN DEL CASCO ANTIGUO DE GUADIX.
9. COMO ABORDAR LAS POLÍTICAS DE VIVIENDA Y DE SUELO DESDE LOS PLANES EN LAS CIUDADES HISTÓRICAS.
- PARTICIPANDO QUE ES GERUNDIO.
- INCORPORANDO EL PAISAJE EN EL DISEÑO DE LA CIUDAD.
- CADA UNO DE LOS BIENES CULTURALES CONSTITUYE UN TESORO QUE DEBEMOS MIMAR.
- IDENTIFICANDO LAS OPORTUNIDADES DE MEJORA URBANA QUE TIENE CADA CIUDAD.
- EL VALOR DE UNA CIUDAD HISTÓRICA RADICA SOBRE TODO EN LA AUTENTICIDAD DE SUS CARACTERISTICAS TRADICIONALES.
- CRITERIOS PARA REGULAR LOS VALORES TRADICIONALES EN LAS CIUDADES HISTÓRICAS.
- ESCUDRIÑANDO LOS PLANOS DE ORDENACIÓN DE UNA CIUDAD HISTÓRICA.
17. LA MOVILIDAD URBANA, MÁS QUE UNA CUESTIÓN TÉCNICA ES UNA CUESTIÓN SOCIAL.
- PROPICIANDO UN URBANISMO PEDAGÓGICO: “LA HORA DE GUADIX”
- HOY HABLARÉ EN GRANADA SOBRE EL URBANISMO PEDAGÓGICO, A CUENTAS DEL PLAN DEL CASCO ANTIGUO DE GUADIX… ¿VIENES?
20. AYER VIVÍ UN DÍA EMOCIONANTE E INTENSO...
21. CON LA APROBACIÓN DEL PLAN DEL CASCO ANTIGUO, GUADIX DA UN PASO DE GIGANTE
- LA CIUDAD Y SU PARTITURA
- "EL PLAN MÁS ESPERADO..."
24. PALABRAS QUE VALEN MIL ABRAZOS
Mirad, hace un tiempo escribí para vosotros que en este discurrir tan acelerado de la vida actual, “suelen pesar mucho más los números que las cualidades; los resultados que las virtudes; la riqueza que la prosperidad; la autonomía que la armonía; la amenaza que la concordia; lo mío o lo nuestro que lo común; lo inmediato que lo maduro; o el presente que la memoria… Olvidándonos de manera tozuda que todo lo bueno y sin duda todo lo mejor lo fuimos labrando a través de miles de puntadas hilvanadas en centenares de generaciones. Porque todo lo que es, es por lo que ha sido.
Y con este devenir quizás olvidamos que en todas las ciudades hay huellas hermosas de su pasado que nos narran logros colectivos que debiéramos perpetuar. Sean grandes monumentos, joyas de la arquitectura, tipologías de una época, o tramas que nos reflejan modos de vida ancestrales cuya escala, morfología y sistemas constructivos están llenos de belleza y que configuran paisajes urbanos llenos de significado y de historia colectiva. Pero cuyos valores y cuya armonía lamentablemente pesan muy poco o no lo suficiente en la sociedad actual, que tantas veces pareciera que los ha abandonado a su suerte.”
Por eso se me antoja que con esta bonita experiencia que pude vivir en primera persona, Guadix, al menos por esta vez, no solo va a poder llegar finalmente a su hora, sino que, a través de esta apuesta colectiva que os he podido narrar, también ha alzado con nitidez y con fuerza su voz para reivindicar que las ciudades y los territorios debieran desarrollarse de manera comprometida. Adelantándose a los acontecimientos y planificando las actuaciones como instrumento para garantizar la sostenibilidad ambiental, social, económica y también cultural de sus entornos. Con mecanismos que permitan que el desarrollo pretendido pueda realizarse utilizando racionalmente los recursos territoriales, sin esquilmarlos, y protegiendo el patrimonio cultural y natural como herencia recibida de nuestros antecesores, que deberá ser legada sin excusas y con la mejor salud a las generaciones futuras.
Y el milagro ya se está produciendo porque, incluso antes de que hayan concluido los últimos coletazos administrativos del Plan Especial, su experiencia ya salió de aquel “valle risueño”, perdido “en un rincón de Andalucía”, al estar ya sonando con fuerza en diferentes foros profesionales y sociales que reclaman conocer eso de “La hora de Guadix: Una partitura coral soñada, tañida y sentida".