Si no eres de la provincia de Jaén (Andalucía, España) es probable que no hayas oído hablar de Lahiguera, y desde luego también es más que improbable que alguna vez hayas ido a ese lugar. Te lo digo porque ese era mi caso hasta que por el azar del destino la vida me ha llevado allí.
El caso es que, debido a mi profesión, ya había tenido la oportunidad de visitar con asiduidad otras ciudades cercanas, Torredelcampo, Arjona o Torredonjimeno, por ejemplo, e incluso no hace mucho tiempo estuve enfrascado con la restauración del Castillo del Berrueco que al igual que Lahiguera se encuentra ubicado en el corazón de la Comarca de La Campiña, un plácido territorio alomado en el que reina el olivar, que se encuentra enmarcado entre las sierras de Jaén, por el sur, y el gran valle del Guadalquivir, el gran río de Andalucía, por el norte.
Pero hasta que mi profesión me ha traído, para mí este pueblo solo era una mancha sin nombre, blanca, muy blanca, que coronaba una colina en el horizonte… aunque, mira tú lo que son las cosas, resulta que yo ya presumía, sin saberlo, del riquísimo aceite de Lahiguera, gracias a la generosidad de mi querido allegado José Martínez, que vive en la cercana ciudad de Andújar.
Pero hoy ya sé, por ejemplo, que hasta no hace muchos años este pueblo tenía otro nombre, Higuera de Arjona, hasta que, como en tantos otros lugares que yo conozco, con la llegada de la democracia sus gentes prefirieron quitarse de en medio el apellido para enfatizar su nombre de pila…
Lahiguera cuenta con casi 1.600 habitantes y su ubicación le permite una conexión fluida con la autovía A-4, lo que facilita los desplazamientos hacia Andújar o Madrid, lo que sumado al desarrollo de actividades económicas ligadas a la agricultura y la transformación del aceite de oliva, le otorga un papel clave en la economía local. Por eso es fácil imaginar que allí casi todo el mundo tiene raíces con alguna de las dos cooperativas oleícolas que les molturan la aceituna (Cooperativa del Campo Santa Clara y Cooperativa del Campo San Isidro) o con otras empresas del sector como es Mergaoliva.
Aún recuerdo cuando no hace demasiadas semanas visité este lugar por primera vez, quedándome prendado del sobresaliente panorama que desde allí se divisa en cualquiera de las direcciones, lo que explica que, en el punto más elevado de esa loma, denominado La Atalaya, se ubique el Torreón de Tercia del S. XIII, que nos habla bien a las claras sobre por qué nació este pueblo precisamente en este lugar.
La segunda sorpresa que me llevé fue al caminar por su calle Ramón y Cajal, verdadera espina dorsal del pueblo, llena de elegancia y de finura gracias a la sobriedad de la arquitectura y al orgullo por lo propio de sus gentes.
También podría decirte que la tercera sorpresa, enorme, fue descubrir la arquitectura de su ayuntamiento, que allá por 1914 fue diseñado por el gran arquitecto andaluz Aníbal González, padre del estilo regionalista que tan buenas obras le dio a la ciudad de Sevilla (entre ellas su conocidísima Plaza de España).
Pero te voy a ser franco, lo mejor de todo ha sido dejarme contagiar por la profesionalidad y el afán que me mostraron desde el primer momento los regidores y los funcionarios municipales (mando saludos agradecidos a Paqui Calero, la alcaldesa, a Carolina Campoy, secretaria general, y a Martín Aranda, el técnico municipal), de la misma manera que agradecí la predisposición a colaborar de las dos portavoces de los partidos de la oposición, y del buen espíritu colaborador que pude apreciar en las juntas directivas de las dos cooperativas locales y en diversos vecinos que también participaron en las reuniones de trabajo.
¡Uy! ¡Jajajaj! Y yo habla que te habla y resulta que había olvidado explicarte que todo esto que te cuento ha sido con motivo del inicio de los trabajos para la redacción del nuevo planeamiento urbanístico: el Plan Básico de Ordenación Municipal de Lahiguera que sustituirá a unas añejas Normas Subsidiarias de Planeamiento Municipal que datan de 1999.
Por el momento, hemos concluido una fase preliminar de los trabajos en la que tan importante ha sido acopiar toda la información documental que se nos ha facilitado, como escuchar a los concejales, empresarios, cooperativistas y vecinos en general sobre sus demandas y anhelos… Nosotros les hemos hablado con pedagogía de conceptos como la sensatez, la legalidad, la sostenibilidad, los valores locales o el interés general, mientras que ellos nos han explicado cosas mucho más concretas, pero no menos importantes, ya que necesitan reubicar un fallido polígono industrial, un nuevo recinto ferial, ampliar el cementerio, simplificar en lo posible la gestión urbanística de los crecimientos urbanos, o empezar a considerar como una posibilidad que antes o después los cooperativistas puedan afrontar su unificación…
Pero entre los muchos desafíos también se encuentra el envejecimiento de la población y la falta de relevo generacional. Además, Lahiguera carece de una base industrial significativa y su economía no está suficientemente diversificada hasta el punto de poder generar suficiente empleo estable fuera del sector agrícola. Esta situación limita las opciones de desarrollo económico y su evolución dependerá de su capacidad para adaptarse a los cambios económicos y sociales que afectan a las zonas rurales de Andalucía.
Por nuestra parte, por mi parte, intentaremos serles útiles y ayudarles a trazar el mejor destino posible para sus gentes.