Al fin ya fue publicado y puedo tenerlo entre mis manos…
Nunca olvidaré que hace no tanto tiempo decidí que ya era hora de volcar la mirada hacia adelante, pero también mirando antes hacia atrás… Y te reconozco que lo que vi con nitidez fue que llevaba “años, muchos ya, navegando por las aguas del río de la vida, sorteando rápidos y salvando remolinos, sin saber muy bien a donde me llevarían. Viviendo casi sin tiempo de averiguar lo que realmente sentí en cada momento… incapaz de discernir aquello esencial de las voces huecas de los cantos de sirenas… Vamos, confundiendo tantas y tantas veces la paja con el grano…”
Y tuve el valor (bendito valor) de decidir cambiar algunas cosas en mi vida… “no muchas, pero sí las más importantes”. Siendo la primera superar ese síndrome que hacía que yo, como casi todo el mundo, siempre fuese corriendo detrás de los acontecimientos.
Y supe de repente que, para salir, al fin, de esa vorágine, solo debería dar con decisión una serie de pasos. Esa decena de pasos que me hicieran ir justamente delante de los aconteceres… Y hoy puedo decir que lo logré. ¿Y sabes cómo lo hice? Pues obligándome desde entonces “a meditar cada día, al alba, escuchando a mi corazón y leyendo a mi mente…" para compartirlo contigo cada día en La Ciudad Comprometida. Y tenerte, así, como testigo.
Y a la misma vez, explorando con una mirada retrospectiva lo que había sido el discurrir del río de mi vida… especialmente en la última década. Cuando la vida se me presentó a la vez con demasiadas facetas: exigente, apasionante, feroz, áspera, vertiginosa y extenuante… Si. Sobre todo, extenuante…
Y con esas miradas en la doble dirección, en seguida comprendí que estaba logrando reenfocar mi vida. Aprendiendo precisamente de lo que había vivido, y de lo que había sido… Y yo, que llevaba tantos años hablándo y compartiendo mis experiencias con los demás, empecé a aprender de mí mismo y de mi propia existencia. Y se me antojó como un gran regalo que me hacía la vida. Y por eso quise plasmarlo sobre el papel…
Recuerdo que, en esos días, estando en Bogotá, supe entender que debía aparcar ¿quizás por unos años? tantos viajes y tantos retos dispersos, y volver a casa y concentrarme en mi tierra y en mi hogar. Y me pareció que no debería hacerlo sin antes concluir esa reflexión sobre lo que la vida me enseñó y lo que pude sentir mientras tanto. Por lo que con mucha decisión me apresuré a hacerlo. Y así nacieron mis REFLEXIONES DESDE LA CIUDAD COMPROMETIDA: Lo que sienten mis pensamientos.
“Os invito a que recorráis conmigo estas breves páginas en las que irá aflorando mi ideario personal y profesional, mi compromiso por vivir, y mi compromiso por compartir lo que aprendí, apreciando a tantos que me tuvieron fe, y agradecido también a las caricias que me dio la vida…
Y serán palpables los vínculos tan arraigados que tengo con mi tierra y con mis gentes, aunque reconozco también que cada vez se me ensanchan más esos términos, tras tantos años retando a la vida en mi condición de accitano y de granadino errante…”
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