Hace apenas unos días estuve impartiendo una conferencia sobre la importancia que tiene conocer las claves de la planificación y de la gestión urbanística para poder ser competitivos en el mercado inmobiliario. Y mientras que la estaba preparando se me vino a la memoria una frase memorable que me dijo hace un tiempo una colega mexicana, con motivo de la presentación de una de mis publicaciones:
- Juan Carlos, tú eres “una persona influyente en la mente de las personas influyentes…”
¡Ahí es nada! me dije yo… porque con esa sencilla frase supo sintetizar de manera magistral la verdadera esencia de un urbanista: Influir en esas personas que solo te dan apenas unos minutos para que las convenzas… así que o los aprovechas o ya perdiste tu oportunidad… Esas personas (ya sean alcaldes, gerentes, directores o funcionarios) a las que hay que ir ganándose no una, sino mil veces, en el día a día del devenir de los trabajos de planificación.
Y me pareció más que oportuno hablarles, en esta nueva edición de las Jornadas Inmobiliarias de Andalucía, no tanto de las numerosas cuestiones técnicas o legales que rodean al mundo de la planificación, sino de esos atributos que, desde mi punto de vista, debieran estar presentes en el alma (quiero decir en la cabeza y en el corazón) de todo profesional que aspire a ser un buen urbanista. Algo que no viene en los manuales y que tampoco se imparte en la universidad. Algo que yo pude ir acopiando en la escuela de la vida. Algo que en realidad me lo fueron enseñando aquellas miles de personas a las que conocí, a las que serví, y con las que también soñé construir mejores lugares en los que vivir… Así que veamos, cuáles pudieran ser esos atributos. Pero, antes que nada, sería bueno que recordásemos algo que viene escrito con letras de oro en el ideario de “La Ciudad Comprometida”:
“Cree en la necesidad de planificar las actuaciones en el territorio y las ciudades, como instrumento para garantizar su sostenibilidad ambiental, social y económica, así como para mejorar sus sinergias. Así mismo, confía en la participación de los ciudadanos y las instituciones en los procesos de planificación como forma de asegurar la idoneidad social de las decisiones adoptadas.
Y que cree que la planificación es una tarea colectiva: de la sociedad, de sus dirigentes y de los especialistas ambientales, territoriales y urbanos. Que los Planes están al servicio de la sociedad y no al contrario y que la bondad de un Plan está en su capacidad para mejorar la calidad de vida de las personas en todos los sentidos.”
Y para ello es inevitable conocer el complejo y arduo proceso de los desarrollos urbanísticos, que nacen con la planificación municipal (Planes Generales de Ordenación Urbanística); continúan con la ordenación pormenorizada de los nuevos sectores urbanos (generalmente a través de planes parciales de ordenación u otras figuras análogas); que dan paso a la delicada actividad de la gestión urbanística (Juntas de Compensación, Reparcelaciones, indemnizaciones…) para, por fin, adentrarse en la fase de ejecución (proyectos de urbanización y de edificación) a través de promociones inmobiliarias y de su comercialización… Unos procesos que, además, suelen requerir de periodos bastante largos para que puedan apreciarse los resultados y en los se confluyen cuestiones de muy diversa índole (ambientales, de ingeniería, legales, arquitectónicas, culturales, sociales…).
Así que ya tenemos aquí EL PRIMERO DE LOS ATRIBUTOS:
Es imprescindible contar con un exhaustivo conocimiento sobre las diferentes disciplinas que afectan a las cuestiones urbanas y sobre las claves de cada uno de los procesos técnico-jurídicos de transformación de la ciudad.
Porque no existe otra receta que la de poseer una altísima especialización respecto de las diferentes materias sobre las que se va a asesorar. Y parecerá obvio, pero no está de más recordar, que la realidad es siempre compleja y que la toma de decisiones suele requerir que se consideren simultáneamente numerosas perspectivas distintas. Así pues, no hay otra opción que la de recurrir a la superposición de numerosas miradas profesionales, diversas y complementarias, si se quiere tomar decisiones lo más certeras posibles. Algo que solo será posible si el urbanista, si el coordinador, sea también un poco especialista sobre cada una de dichas materias.
Y la siguiente cualidad tiene que ver con eso que habría que hacer en esos escasos minutos que suele durar el primer encuentro con los clientes, sobre todo si son verdaderamente “influyentes”: Se trataría de inocularles el siguiente mensaje (Así que ya tenemos EL SEGUNDO ATRIBUTO):
“Mire usted, conozco muy bien la materia sobre la que asesoro, y le garantizo que seré honesto en mis consejos”.
Porque desde ese primer momento ya tiene que aflorar el rigor y la profesionalidad con la que uno sabe actuar, siendo muy franco. Y también transmitiendo seguridad a través de sus juicios. Pero llegados a este punto, permitidme que os recuerde que esa honestidad no puede ser ortopédica y tiene que estar en consonancia con el desempeño de tu actividad profesional de manera comprometida. Porque la sociedad necesita profesionales que cumplan con responsabilidad la función social que se espera de ellos. Es decir, que no solo deberemos cumplir con cada uno de nuestros clientes individualmente. También la sociedad en su conjunto espera mucho de nosotros… Sobre todo, cuando hablamos de urbanismo.
Porque el urbanismo, y en definitiva la planificación, constituyen una importantísima función social en la que confluyen las miradas y los anhelos de los ciudadanos. De ahí que los poderes públicos, es decir la sociedad, hayan determinado que los planes urbanísticos deban ser fiscalizados antes de su aprobación por las diferentes administraciones públicas responsables de tutelar cada uno de los intereses colectivos, a fin de que sean resueltos de manera integrada a través de los mismos. Eso explica que, como os decía al principio, el proceso de construir ciudad, ya sea interviniendo sobre la ciudad existente, ya sea propiciando nuevos desarrollos urbanos, sea tan arduo y complejo. Y como consecuencia de dicho proceso, aunque el legislador haya determinado que sean los municipios respectivos a los que corresponda la función de diseñar los planes e impulsarlos administrativamente, sin embargo, su viabilidad final, esto es, su aprobación, requerirá del concurso favorable de numerosas administraciones, y también lógicamente del aval ciudadano…
Por eso comúnmente se dice que todo plan urbanístico debe constituir también un PACTO SOCIAL. O que el urbanismo comprometido exija la concertación y el consenso de las propuestas… Así que ahora ya se que me entenderéis cuando afirme que ningún plan puede ser viable si no se conocen los criterios y las sensibilidades de todos aquellos que concurren en dichos procesos:
Lo cual me lleva a proponeros EL TERCER ATRIBUTO:
Tendrá la capacidad de proponer propuestas viables, que sean el fruto de una labor ardua y compleja de concertación y consenso con todas las administraciones implicadas, y coherentes con los intereses colectivos
Pero… ¿Y cuáles son los intereses colectivos? Pues mirad, yo os lo voy a responder. Se trata de “CREAR SITIOS EN LOS QUE A TÍ TE GUSTARÍA ESTAR:
- Porque es posible construir mejores viviendas en las que vivir. Bien diseñadas y con calidades atractivas. Que cumplan con todos los anhelos de sostenibilidad y eficiencia… y cuyos precios sean, sin embargo, equilibrados y justos.
- Porque es posible que nuestros barrios sean, en realidad, espacios de convivencia. Diseñados a escala humana, con buenos servicios y con equipamientos próximos a donde vivimos. Que se puedan caminar y que no estén contaminados por el humo o por el ruido… Ni tampoco por la fealdad.
- Y porque también es posible que la ciudad que habitamos sea integradora, eficiente, sostenible y emprendedora… Que mime su cultura y sobre todo que mime a sus ciudadanos… En definitiva, que sea una ciudad comprometida, como a mí me gusta denominarla…” https://www.youtube.com/watch?v=iWxtvlLiwuI
Y llegados a este punto, y para terminar de “desnudarme” ante vosotros, os realizaré una última confesión. Se trata de algo que fui intuyendo poco a poco tras muchos años de oficio, librando mil batallas, en centenares de planes y también en centenares de lugares cercanos y remotos… Desde mi punto de vista la mejor manera, seguramente la única, de poder ser influyente en la mente de las personas que toman decisiones sobre la ciudad y el territorio (O lo que viene a ser lo mismo: Ser influyente en las decisiones que adopten los diferentes organismos que harán viables o no cada uno de nuestros proyectos) solo se podrá lograr si mantenemos una actitud proactiva basada en el rigor profesional, en el dominio de cada una de las legislaciones sectoriales a tener en cuenta, y desde el convencimiento, sin ningún tipo de dudas, de que, en definitiva, estamos trabajando para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos actuales y de las generaciones futuras. Propiciando, por tanto, la creación no solo de ciudad sino taambién de ciudadanía. Y como intuyo que ya, de alguna manera, os he anticipado el que sería EL CUARTO ATRIBUTO, pues ahí va:
Solamente podremos ser prácticos en la gestión de la ciudad y del territorio si contamos con un conocimiento exhaustivo de las diferentes materias; si contamos con una dilatada experiencia en gestión; y sobre todo poseyendo una gran determinación para llevar nuestros trabajos adelante desde el convencimiento de que con ellos estaremos propiciando ciudades y ciudadanos comprometidos.