“La España apretujada”, curiosa manera de denominar a las grandes metrópolis españolas cuyo tamaño es descomunal y en las que aun así pareciera que su voracidad por seguir creciendo no tuviese hartura. Son indudables los beneficios que supone vivir en Madrid o Barcelona, por ejemplo, pero a ellos también hay que sumar otros perjuicios nada desdeñables: tráfico, contaminación, grandes desplazamientos, altísima densidad, carestía de vida…
Paralelamente, nos encontramos con “La España vaciada” como consecuencia de ese éxodo sin fin desde los pueblos y pequeñas ciudades hacia las grandes urbes.
“¿Es posible que haya un tamaño óptimo de ciudad, donde se equilibren los beneficios y los perjuicios?”
Esa es la pregunta en torno a la que gira la interesantísima entrevista que me acaba de hacer la periodista Pilar Cisneros, bajo la mirada atenta de Lorenzo Silva en el programa radiofónico LA TARDE de COPE, cuyo extracto te comparto.