Queridos amigos, hoy voy a ser muy, muy breve, saliéndome de mi costumbre por masticar los temas y desmenuzarlos para vosotros… Mirad:
Ayer recibí un comentario a una de mis reflexiones recientes que rezaba así:
“Muchas gracias Juan Carlos por compartir y divulgar tus experiencias, siempre interesantes. La energía que transmites en tus iniciativas resulta muy 'contagiosa', lo cual es de agradecer en estos días de aislamiento. Sobre todo, me atrae el cómo consigues fortalecer esa débil conexión entre lo utópico (lo deseado) y lo real. ¡Saludos cordiales y salud!”
Y me ha parecido que debía darle relevancia y compartíroslo porque su autor, el arquitecto Salvador Ortiz Ayala, además de ser muy gentil conmigo, de una manera certera ha puesto el dedo en tres aspectos que deberían presidir la labor profesional de cualquiera de nosotros, en cualquier ámbito profesional (y a la postre, también para este blog):
- la importancia de compartir con generosidad los conocimientos y experiencias adquiridos
- dotar de pedagogía a nuestra labor (arquitectura y/o urbanismo pedagógico en mi caso)
- y la necesidad de soñar el futuro para tender a él, porque algunas veces (más de las que pensamos) solo nos separa de él un buen coctel entre experiencia/conocimientos/determinación.
¡Un fuerte abrazo, estimado colega!