Cuando allá por 1998 María y su esposo decidieron donar parte de sus terrenos al ayuntamiento para la ejecución de un parque no sospechaban, ni por asomo, lo lejos, lejos, que aún estaban para poder disponer de sus “solares”, a pesar de estar ubicados en el corazón de una urbanización en Pinos Genil, a las afueras de Granada.
Yo conocí a esta entrañable familia cuando me telefonearon hace algo más de un año. Por lo visto alguien les había aseverado eso de que “Si no te lo resuelve Juan Carlos no te lo resuelve nadie…”. Enseguida nos conocimos y casi desde el principio nacieron vínculos de confianza y de afecto que a la postre han sido esenciales para la complicada gestión urbanística que nos esperaba para poner en orden a sus terrenos (Unidades de Ejecución 14 y 15 en Suelo Urbano).
Yo les prometí honestidad y ellos se pusieron en mis manos. Así de difícil y así de sencillo.
Como no creo que un post sea el lugar más idóneo para ahondar en cuestiones técnicas y legales, solo os contaré al respecto que bastaron unos días de estudio concienzudo para apreciar que seguramente detrás de este asunto había más de veinte años de malos entendidos urbanísticos, así que, como comprenderéis, el primer paso sería el más decisivo y también el más difícil: convencer a los asesores municipales para que considerasen este tema desde una mirada diferente y poner así orden en este embrollado asunto que tantos y tantos años tenía atenazados al municipio y a los propietarios. Y es que a partir de lograr eso, ya todo pudo ser relativamente sencillo y rápido.
Límite Estudio de Detalle y Modificación Delimitación
Por eso este ejemplo nos puede servir bastante bien para ilustrar algo que a todos nos pasa con relativa frecuencia: que nos enredamos tanto con algunos temas que para poder salir de ese círculo vicioso no hay otra alternativa que analizar la realidad con una mirada renovada. Y no se trata en absoluto de un eslogan o de una frase resultona. En absoluto. Porque en este caso ha sido básico para alcanzar el éxito de las gestiones urbanísticas que se precisaban.
Pero no os engañéis. Tampoco creo que lo hubiese logrado si no contar con esos tres ingredientes mágicos de los que alguna vez os he hablado:
- Los dos primeros, imprescindibles: 1, contar con los conocimientos suficientes y 2, con una dilatada experiencia sobre la materia.
- Y el tercero, esencial: 3, una grandísima determinación para sacar adelante este asunto y para convencer a los diferentes actores que tenían que decidir sobre el mismo.
Por eso, quiero agradecer por su predisposición para encontrar una solución a Gabriel Gómez, el alcalde de Pinos Genil; y por su profesionalidad y cercanía a los asesores municipales (muy especialmente a José Medialdea, el arquitecto municipal y a los asesores jurídicos del equipo de Rafael Revelles) además de a los técnicos de mi equipo que han participado en este trabajo y que tan bien lo han hecho: el arquitecto Alejandro Rodrigo y el abogado Darío Domene.
Y me estoy dejando para el final un cuarto ingrediente que no dudo en absoluto de la importancia que ha tenido en este feliz desenlace. Algo que solo se da de cuando en cuando… 4, Me estoy refiriendo al afecto y la amistad que casi desde el primer día me unen con esta entrañable familia (los cuatro hermanos Rodríguez Guerrero y María, su encantadora madre). Por eso comparto doblemente vuestra alegría, y me ha parecido que las páginas de La Ciudad Comprometida podrían ser un buen lugar para decíroslo.
Con todo mi afecto para María, Antonio, José, Chus y Rafa.