Historias del Coronavirus (13): Las lecciones del Mundo Rural Destacado

historias del coronavirus 13

Hoy he vuelto a escuchar en la radio, esperanzado, algo que ya vienen repitiendo en las últimas semanas unos y otros: Que ahora todo el mundo añora estar viviendo en una pequeña población debido a las excelencias de todo tipo que tiene el mundo rural. Y eso en sí mismo ya es una magnífica noticia.

Porque, las buenas gentes de lo que se ha venido a llamar “la España vaciada” llevan más de un año reivindicando intensamente de los poderes públicos que de una vez por todas se tomen en serio, la sangría social, cultural y ecológica que supone el despoblamiento de las pequeñas ciudades y pueblos de interior. ¿Y cuál ha sido el resultado? Un diputado en Las Cortes, algunas medidas más mediáticas que efectivas y mucha solidaridad, sobre todo mucha solidaridad… ¡Hombre, no es poco! ¡En absoluto! Aunque sí que es insuficiente para revertir ese fatal proceso que no solo se da en España.

Y, sin embargo, paradojas de la vida, ha bastado la irrupción abrupta en nuestras vidas del COVID-19, un insignificante bichito, para que, de repente, en un plis plas, aquella otra España, huérfana en tantísimos derechos, pero sin embargo plena en sus esencias y en sus virtudes, se nos presente como la solución al gravísimo problema sanitario que se nos ha venido encima.

Así que al grito de ¡¡Que viene el coronavirus!! Ahora sí que de verdad todos hemos vuelto la mirada hacia esos campos olvidados y hacia esos pueblos sin futuro, como despertando de una pesadilla, para comprender que con el éxodo de la población a las grandes ciudades no estábamos acercándonos, ni muchísimo menos, a la modernidad ni al progreso, sino más bien justo lo contrario: a un empobrecimiento colectivo en todos los órdenes.

Muchos ya juegan a adivinar en qué va a cambiar nuestra sociedad tras esta crisis descomunal. Y creo que todos nos preguntamos si verdaderamente sabremos aprender la lección… Ya veremos… Aunque más nos valdría.

Yo creo firmemente que nada como esta fatídica pandemia habría podido hacer tanto y en tan poco tiempo para que la sociedad actual comprendiese que seguramente lo más moderno, lo más progresista y lo más innovador lo tenemos en el mundo rural. Así que bienvenido sea que volvamos nuestra mirada agradecida hacia nuestros campos, nuestros bosques, nuestros pueblitos, nuestras tradiciones… Con su ritmo pausado, sus olores y sabores diferentes, su viveza y su autenticidad.

Y aunque todos sabemos que es una falacia pensar que las grandes ciudades dejarán de crecer, sin embargo, creo que va siendo hora de que todos, los ciudadanos y nuestros representantes políticos, nos tomemos mucho más en serio esta cuestión.

Los políticos arbitrando medidas efectivas para que en las comarcas de interior sus jóvenes gocen, esta vez sí, de oportunidades para desarrollarse como personas orgullosas de poder labrarse un futuro próspero.

Y nosotros, los ciudadanos, siendo mucho más generosos y aceptando con amplitud de miras los grandísimos aportes de todo tipo que el mundo rural le regala a la sociedad en su conjunto. Cuidando los bosques, labrando los campos, manteniendo las acequias ancestrales, coexistiendo con la naturaleza, manteniendo las tradiciones y la cultura…

Por eso estoy seguro de que cuando la alerta sanitaria vaya dejando paso a la normalidad tendremos una oportunidad preciosa para volver a visitar aquellos lugares de los que nosotros, o nuestros padres, partimos. Y le ofrezcamos nuestro tributo y nuestro reconocimiento.

Es más que probable que volvamos encandilados al redescubrir tesoros inimaginables: Iglesias y catedrales, pueblos colgados de las montañas, cortijadas, plazuelas, miradores, senderos, manantiales, artesanías, sabores que creíamos perdidos, una agricultura sabia, bosques y prados sorprendentes, el legado de la historia, sinfonías de geología, el sonido del viento, los cantares de las aves o la luz tenue de las estrellas…

¡En fin! Que a ver si abrimos los ojos…

(Dedicado a mis admirados amigos los periodistas Jesús Javier y Pilar Molero, autores del podscad "Todo va bien, Guadix")

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37 comentarios

  • Enlace al Comentario Juan Carlos García delosReyes Viernes, 24 Abril 2020 06:14 publicado por Juan Carlos García delosReyes

    Buen día Alejandro, así es. Yo creo que cada unos de nosotros podría contar qué cosas está descubriendo o valorando más que antes con motivo de este confinamiento obligatorio y necesario. Yo podría contaros por ejemplo que estoy feliz de que muchos afectos a los que tenía como dormidos en mi corazón están volviendo a aflorar, dándome cuenta de su importancia, por lo que no quisieraen el futuro volver a dejarlos en un segundo plano.
    Y ya en el plano territorial, creo que en efecto en algunos sectores profesionales se está demostrando que el teletrabajo es perfectamente factible y ayudará a reforzar la candidatura de los pueblos y las comarcas de interior como lugares óptimos para vivir. Un abrazo

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  • Enlace al Comentario JCGP Viernes, 24 Abril 2020 06:24 publicado por JCGP

    En efecto, tenemos una magnífica oportunidad para valorar de nuevo la calidad de vida que se disfruta en nuestros pueblos. Y es que durante estos días, seguramente echamos más de menos estar con los nuestros y disfrutar de la naturaleza que otro tipo de actividades de ocio que ofrece la ciudad. Además, no podemos negar que el sector primario está siendo esencial durante esta crisis. Estoy seguro de que esta situación nos va a hacer volver a nuestros orígenes de un modo u otro.

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  • Enlace al Comentario Juan Carlos García delosReyes Viernes, 24 Abril 2020 13:48 publicado por Juan Carlos García delosReyes

    querido JCGP, suscribo cada palabra que dices... Mirar hacia atras para srguir avanzando. Un abracico

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  • Enlace al Comentario Fernando Moreno Viernes, 24 Abril 2020 16:26 publicado por Fernando Moreno

    Buena reflexion, hermano. Hasta de los desastres hay que aprender. Y una de las enseñanzas, está aqui plasmada.
    Tu ya sabes, que mas pronto que tarde, nos volveremos a ver, en ese mundo rural y encantador que conocemos. Ahora, solo toca tener paciencia.... como en todas las cosas buenas de la vida. Abrazote pa ti.

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  • Enlace al Comentario JUAN Carlos García DelosReyes Viernes, 24 Abril 2020 18:42 publicado por JUAN Carlos García DelosReyes

    Querido hermanamigo Fernando, que nos escribes desde la bella ciudad extremeña de Plasencia, me quedo con las dos palabras clave de tu reflexión: aprender y tener paciencia. Un fuerte abrazo para ti y para Conchi

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  • Enlace al Comentario natalia Jueves, 30 Abril 2020 07:31 publicado por natalia

    Muy buena reflexión. Estoy de acuerdo con todo lo que planteas en el artículo, y con la mayoría de comentarios. A mi me gustaría recalcar la cruda realidad que supone la España vaciada, y que nos ha estallado en la cara. Los pueblos se vacían porque viven del campo, y el trabajo del campo es inmensamente duro.
    Un sector, el primario, que se ha erigido como primordial en su función de abastecedor de alimentos, que ha sabido dejar aparcadas de un día para otro sus reivindicaciones. Nótese que, de un día para otro, pasamos de ver los tractores por las principales calles de nuestras ciudades clamando justicia para un sector en dificultades, a verlos fumigando pueblos para desinfectar sus calles del virus. Pero esta pandemia también a puesto de manifiesto la falta de mano de obra, su origen y la dureza del trabajo temporero. Como un sector que ha llamado a autoridades de toda índole pidiendo que hacía falta gente para cubrir puestos de trabajo, cuando por toda lados sobraba mano de obra, y ha obtenido una tibia respuesta. Porque si señores, trabajar en el campo es muy duro y se gana muy poco. Sobre esta cuestión podríamos hablar hasta la saciedad, pero por lo menos quedarnos con que de esta situación como mínimo sepamos valorar no sólo la calidad de nuestro productos, sino la inmensa calidad de nuestros productores.

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  • Enlace al Comentario Juan Carlos García delosReyes Viernes, 01 Mayo 2020 07:00 publicado por Juan Carlos García delosReyes

    Maravilloso, sentido y profundo mensaje Natalia... Muchas gracias. Quiero resaltar tu frase final: esperando que "de esta situación como mínimo sepamos valorar no sólo la calidad de nuestro productos, sino la inmensa calidad de nuestros productores". Un abrazo, cálido y apretado

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