Empieza la semana más festiva de Granada y con ella una de las tradiciones de GR-arquitectos. Así pues, uno de estos días nos iremos todo el equipo a disfrutar de la montaña para luego almorzar juntos alguna exquisitez de la tierra.
Este año el lugar elegido serán las montañas del Parque Nacional de Sierra Nevada que coronan al municipio de Ferreira. Fijaos qué lugar tan maravilloso y singular será el elegido, ya que nos permitirá durante su trayecto disfrutar de múltiples atractivos llenos de singularidad: caminaremos por la divisoria de dos cuencas hidrográficas: la del Sur, que recoge las aguas de múltiples barrancos y valles que miran hacia el mar Mediterráneo; y la del Norte, cuyas aguas empezarán un viaje apasionante que irá ensortijando unos afluentes con otros hasta llegar al gran río de Andalucía, el Guadalquivir, y con él al océano Atlántico.
Al caminar por esas cumbres, de oeste a este, tendremos a nuestra derecha el sur y con él a Las Alpujarras, y a nuestra izquierda el norte que nos abrirá el panorama hacia el Marquesado del Zenete y la comarca de las “Tierras de Guadix”, recientemente galardonadas por la Unesco al quedar englobadas dentro del Geoparque del Norte de Granada. ¡Ahí es nada!
Será un recorrido que nos quitará el hipo al descubrir tanta vida en la primavera serrana, y con seguridad que tendremos la oportunidad de saludar en la lontananza a las cabras montesas que gustan de otear desde los roquedos en las cercanías del Chullo, la gran cumbre de la provincia de Almería desde la que podremos saludar también al gran Mulhacén.
Seguro que durante el descenso nos sentiremos especiales al disfrutar del paraje de Laguna Seca, al pie del Cerro del Almirez. O que, bajo la mirada atenta del águila real también nosotros podremos contemplar algunos de los espacios naturales de esta tierra: las sierras de Gádor, de los Filabres, de Baza, Mágina, Castril, Segura, Cazorla y las Villas, Huétor…
Será también una ocasión maravillosa para deleitarnos con las aguas puras de los manantiales de alta montaña, mientras imaginemos la vida recia que hasta no hace tanto tiempo tenían los lugareños, a través de los vestigios de aquellos modos de habitar: apriscos, corralizas, sembrados, algunos nogales, repoblaciones forestales… que nos irán acompañando por el camino de vuelta hacia el Puerto de la Ragua.
Finalmente, en Ferreira, el antiguo Molino de San Antonio nos hablará con elocuencia de arquitectura vernácula, de sencillez en las formas, de sobriedad y funcionalidad, de sabiduría del hombre popular, de huertos, acequias, de ingenios preindustriales, de castaños, nogales, parras y membrillos. De la piedra a cuerda seca, de la cal y de la launa.
También de los pimientos rojos secos y de aquellos otros asados sobre las ascuas de los ramajes de almendro. Del olor y del sabor que aporta la lumbre a los platos llenos de personalidad de estas tierras. Y entre ellos, el gusto inigualable del arroz de conejo con alcachofas… regado con un buen vino… ¡Que seguro que también lo habrá!
¡Salud para todos, que el cuerpo y el buen ánimo la necesitan!