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250000 LECTORES

Uf, hoy se cumple el año más largo de nuestras vidas y con él también hoy comenzará una vida muy diferente a como siempre pensamos que sería. Y ya sabéis que no está siendo fácil hacernos a la idea… Ni tampoco acostumbrarnos a tanta angustia que nos trajo ni a tantos vacíos como nos dejó.

En aquellos meses, ya tan lejanos, del principio del COVID, quisimos brindar desde La Ciudad Comprometida, con humildad, pero también con mucha solidaridad, nuestro apoyo profesional para ayudar a desentrañar las claves del cálculo de los AFOROS COVID-19 pensando sobre todo en los usuarios, pequeños empresarios, alcaldes o instituciones. Una colección de 4 reflexiones que os han ayudado a aprender de nuestros aportes y enseñanzas tan masticaditas…

Y el mejor premio a esa iniciativa, o si queréis, la mejor prueba de que se trataba de algo necesario han sido los MÁS DE 250.000 LECTORES que os habéis interesado por esta temática en este año terrible. Una temática que sigue siendo tan de actualidad que aún hoy sigue acercándonos a 500 nuevos lectores cada día…

Por eso hoy, que voy con prisas porque hay un día lleno de luz que me reclama salir a pasear, he pensado trascribiros algo que os escribí hace tiempo:

“Una vez más vuelve a ser cierto (y más que gratificante) aquello que me enseñaron mis bellos padres. Eso de que Dando siempre recibirás… Porque yo mismo lo he podido comprobar en mis carnes a través de vuestras miles y miles de lecturas y de consultas, llegadas desde numerosas ciudades y países.”

Os dejo esos cuatro enlaces, que me voy corriendo a disfrutar de la primavera que hoy asoma la patita… ¡Gracias de corazón!

https://laciudadcomprometida.eu/el-consultor-urbanistico/148-el-consultor-urbanistico-de-los-ciudadanos-como-puedo-conocer-el-aforo-maximo-de-un-local

https://laciudadcomprometida.eu/el-consultor-urbanistico/5066-quieres-conocer-el-aforo-maximo-covid-19-de-un-local

https://laciudadcomprometida.eu/soluciones-para-mejorar-el-aforo-en-la-reapertura-covid-19-de-los-locales

https://laciudadcomprometida.eu/consultorio-gratuito-sobre-el-aforo-covid-19

Publicado en Noticias y Actualidad

REFUGIO DE URRIELLU

¡Ya está bien! ¿Es que no sabemos hacerlo de otra manera? Pero… ¿Quiénes nos creemos que somos o a quienes pretendemos representar cuando llevamos por bandera el NO en la boca?

¡Anda que no hay gentes que aman entretenerse entre el follaje, que se andan por las ramas! Verdaderos expertos en poner peros a todo, sin importarle el fondo de las cosas, de si vamos o venimos, o si algo sea en su esencia bueno o malo. Gentes que intentan tapar su falta de discurso mediante debates huecos, esos que roban la luz y traen la obscuridad…  

Pareciera que se tratase de una especie de plaga apocalíptica, porque mira que hacen daño esos adalides de la verdad, de su única y exclusiva verdad. Cuyos discursos, no importa cuán rebuscados sean, siempre recurren a la demagogia, al engaño o a las medias verdades con tintes de populismo, con el único afán de sembrar polémicas estériles que a la postre siempre complican todo…

Casi cada día en mi trabajo me topo con los que gustan adoptar posturas maximalistas o con burócratas intransigentes en sus planteamientos que, a la postre, solo sirven para restar o para destruir, nunca para sumar, aportar, o para construir y avanzar.  Esos que presumen de ir por libre y que se refugian en su “como yo digo”, “como yo pienso”, o “como yo decido”, sin tener en cuenta que las rigideces siempre son nocivas…  

Unos debates huecos, unas polémicas estériles y unas rigideces nocivas que son justo lo contrario de lo que siempre necesitamos, y más con la que nos está cayendo en esta emergencia global y local en la que estamos inmersos. Una crisis tremenda que está poniendo de manifiesto muchas carencias que antes quizás pasaban desapercibidas. Y en este momento no me estoy refiriendo tanto a los posibles déficits asistenciales o sanitarios, como a los déficits de convivencia, sociales y democráticos.

Por eso desde La Ciudad Comprometida pensamos que NO podemos ni deberíamos perder más tiempo, recursos ni neuronas en nada que a la postre sea hueco, estéril o nocivo para mejorar la calidad de vida de las personas en todos los sentidos.

¿Qué os parece si en los próximos días me centro exclusivamente en mostraros iniciativas estupendas que, día tras día, ya sea por aquí o por allá, se siguen poniendo en marcha desde numerosas instancias?  Así que, sería estupendo que me propusiéseis aquellas que conozcáis bien o que os hayan parecido dignas de ser resaltadas.

¡Ah! ¡Felicidades por todas las cosas positivas que tenéis cada uno de vosotros! (Creo que los próximos post siempre empezarán con la palabra: FELICIDADES).

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Hace justamente un año, al llegar la Semana Santa, os compartí una de las más bellas tradiciones de mi familia, que se daba cada año al llegar estas fechas, a medida que se iba acercando el Jueves Santo, ya que “a mi madre, que nunca tenía descanso a la hora de sembrar armonía entre toda la familia, le encantaba recordarnos que era el día del amor fraternoy una de las muchas maneras que tenía para hacernos sentir su amor era a través de las famosas natillas de la abuela Maricarmen.

yo siempre quise conservar aquel perol de cobre porque sabía bien que era mucho más que un vistoso utensilio de cocina, al encarnar como ningún otro a una persona tan sencilla, generosa, valiente y alegre como era mi madre…”

Así que el año pasado, con la ayuda de mi hermana Maite… nos pusimos manos a la obra, rescatando la receta y desempolvado el perol” para regalar un cuenco de natillas a cada uno de los hermanos y allegados. Y con las natillas, el milagro se produjo…  

Por eso enseguida lo tuve muy claro:

“como yo soy el depositario del perol de cobre, cada año haré las natillas de la abuela en la casa de uno de los hermanos…”

¡En fin! Paradojas de la cuarentena, que de tantas cosas nos priva y que también tanta coronavida nos da… El caso es que hoy, Domingo de Ramos, como era de esperar, ha sido inevitable añorar las natillas, a mi madre (y a mi padre, claro), para volver a escuchar sus enseñanzas:

que no hay mejor tesoro que tener muchos hermanos… o lo que es lo mismo, que nos prodiguemos en mimar a la familia y a las personas queridas, y decirles, aunque sea con un cuenco de natillas, lo importantes que son para nosotros…”

Y, como era de esperar, el milagro del amor volvió a producirse por el mero hecho de evocar estas cosas y a estas personas, aunque eso ya son cosas mías... Y aunque en esta ocasión las natillas tendrán que esperar, quizas hasta el día del Corpus, sin embargo he pensado que sería una buena idea invitaros a releer lo que os escribí el año pasado: Las natillas de la abuela Maricarmen y sus milagros, por si acaso... https://gr-arquitectos.com/blog/index.php/blog-categorias/242-las-natillas-de-la-abuela-maricarmen-y-sus-milagros

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Montsant 5

Mi buen amigo Roger Pla Farnós, que ha sido director sanitario de Tarragona, es una de las mentes más sensatas que he conocido. Además, posee otro don nada frecuente: entrega lo que tiene, su capacidad de discernir y su experiencia. Es decir, que ni se arruga ni se achanta. Y sin necesidad de recurrir a los exabruptos, al maximalismo o a la demagogia… Pero lo mejor es que estas virtudes que Roger atesora no pasan desapercibidas, en absoluto, y por eso en su tierra natal, en el Diari de Tarragona, le tienen reservada una columna (El mirador) para que periódicamente les ilustre con sus reflexiones.

Ya sé, estaréis pensando: “¡Juan Carlos, qué suerte que tienes con tus amigos!”

Pues sí que la tengo... Incluso más que suerte, fortuna, diría yo. Por eso he pensado que sería una buena cosa poder compartir con todos vosotros, si no mi amistad con Roger, porque la amistad como el amor, ni se improvisa ni se extrapola, si al menos alguno de sus atinados artículos, ya que nos viene que ni bordado para estos tiempos tan complicados en los que vivimos.

El pasado miércoles Roger escribió “DESDE MI CONFINAMIENTO, un valiente alegato en favor de la cordura, la prudencia, la disciplina para afrontar esta crisis sanitaria respecto de la que “todos concluyen que nos viene un problema gordo” sin que por el contario haya coincidencia en la forma de resolverlo ni entre los expertos ni por los gobernantes:

Tots ells conclouen que ens ve un problema gros. La diferència és la manera de resoldre’l.

Por eso intenta reflexionar sobre lo que él haría si estuviera “en una posición de responsabilidad” ya que, al parecer, por más fenómenos y calamidades que se hayan dado en el último siglo, pareciera que la sociedad se empeñase en repetir idénticas pautas de comportamiento. Aunque quizás ahora la diferencia estribe en esa frívola obsesión del hombre actual de cerrar los ojos a los peligros o a la propia existencia de la muerte:

la visió actual de la vida , passa per ser capaç de  tot. Pujar corrent a l’Everest amb unes sabatilles d’esport, capbussar-se al gel de l’Antàrtida... només cal proposar-s’ho. Hem perdut la por a la mort i tot ho podem arreglar amb quatre pastilles o una visita al quiròfan.

Ya que “resulta que cuantos más servicios nos van ofreciendo, más irresponsables nos volvemos. Siempre esperamos alguien que nos arregle los problemas”.

Algú em traurà de l’aigua. Algú em vindrà a socórrer, si em quedo atrapat en un barranc o en una cova. Per tant, no és estrany que no fem cas de cap recomanació i decidim pel nostre compte. Farem el confinament a la platja o a la Cerdanya. I a mi què?

Porque ahora la cuestión no estriba en debatir alegremente sobre cuál de las recetas elegidas por los países sea la más pertinente para afrontar la pandemia, ya que ningún país, ni sus recursos, ni sus circunstancias son equiparables a los demás. Aunque de lo que sí que está seguro Roger es que “a pesar de la gravedad de la situación sanitaria actual, los efectos secundarios de lo que estamos haciendo, probablemente serán aún más graves, a nivel de salud laboral y mental.

Si ens equivoquem portarem la misèria a molta gent, sobretot als més febles.

Para concluir que, aunque será finalmente el tiempo quien confirme cual hubiera sido la mejor decisión, él no quiere eludir responder a aquella pregunta con la que iniciaba su artículo. Y la responde tanto desde una mirada colectiva como de un sencillo ciudadano:    

¿Qué decisión hubiera tomado yo? Incluso compartiendo juicio contrario, tal vez hubiera hecho exactamente lo mismo que nuestro gobierno. ¡Difícil decisión!

Fins i tot compartint el parer contrari, potser hagués fet exactament el mateix que el nostre govern. Difícil decisió!

¿Y qué estoy haciendo, ahora mismo? Sigo escrupulosamente las recomendaciones que nos dicen nuestros líderes.

Segueixo escrupolosament les recomanacions que ens diuen els nostres líders.

Gracias amigo Roger Pla Farnós, verdadero ciudadano comprometido. Un abrazo grande.

 desde mi confinamiento

coronavirus 8

Había decidido que ya no volvería a escribir sobre la puñetera megaAlerta sanitaria del coronavirus para volver a hablar, como siempre, de cosas positivas y ejemplares con las que aprender, sobre todo y más que nada, en valores… Pero resulta que en los últimos tres días he seguido teniendo numerosas llamadas, tan emotivas y tan cercanas, que no me he podido resistir a volver sobre el tema… Al menos por una vez. Y ya a partir de mañana hablaremos de otras cosicas ¿De acuerdo?

VLADKA es checa y trabaja para la universidad de Olomouc coordinando a los alumnos que viajan por Europa con las Becas Erasmus. Le gusta correr por el bosque, como a mí, al amanecer, para oxigenarse mientras que escucha su respiración agitada, siente los chasquidos de la hojarasca, huele los aromas de la montaña cuando se está desperezando, y goza con los primeros rayos de luz, cuando aún son casi planos y les cuesta atravesar las capas de la atmósfera… De eso estuvimos hablando. Y nos prometimos volverlo a hacer una de estas semanas próximas.

SILVIA ROSA, que me llamó desde Coquimbo, una ciudad balnearia en el Pacífico chileno, es como ese familiar entrañable que todos tenemos, o deberíamos tener, tan llena de ternura, sencillez y generosidad que es imposible no enternecerte con ella. Somos ya viejos conocidos porque es una de las lectoras más entregadas de La Ciudad Comprometida y, claro, fueron inevitables las referencias al virus y cómo nos está cambiando la vida, sin esperarlo ni sospecharlo. Para mal, pero también para bien, y por eso nos felicitamos de haber conseguido, al fin, después de tres años de conocernos, dar el paso y llamarnos.Y vernos sonreír.

CRISTINA me llamó desde Bogotá. Es una concienzuda arquitecta que trabaja en la protección de las regiones amazónicas de su país. De su ecología, su cultura y sus comunidades. La conocí cuando hace un par de años viajamos juntos a Mitú, la sorprendente capital del Vaupés, y tuve la oportunidad de aportar mi granito de arena en esos proyectos. Y ya entre nosotros germinó una bella amistad que no se ajará así vayan pasando los años o las circunstancias de la vida. Por eso fue bonito volver a vernos y conversar.

PATTY es una chica de Colombia experta en cuestiones ambientales y, cuando conversamos, acababa de recorrer uno de los parques nacionales de su país haciendo su labor de pedagoga social. Me recibió en el seno de su familia y allí pude saludar a su sobrino y a su hija, que me miraban expectantes. En realidad, solo hablamos de cosas triviales como si nuestra charla fuese algo común entre nosotros y, quizás por eso, fue un entrañable encuentro que nos regaló la noche.

Ya en la tarde del sábado, contacté con SILVIA, de Atarfe, con quien tuve una velada muy cercana en la que, aunque hizo grandes esfuerzos para que no aflorara la indudable tensión que le supone su trabajo (como funcionaria de prisiones a las afueras de Granada), sin embargo, no me fue difícil percibir que el coronavirus en aquel lugar debe ser como esa gota que casi colma el vaso… Por eso nos hizo bien cambiar de tema y creo que quiso sacar pecho cuando fue descubriendo por mis palabras que soy un cocinicas ¡jajaaj! y ya la charla hizo despertar de su aletargo a los jugos gástricos y ya no tuvimos más remedio que reconocer que la tarde ya estaba tocando a su fin.

Y ya ayer fue, primero, MERCEDES quien, desde Jumilla (Murcia) me ha regalado un buen rato de amistad en el que se fueron mezclando con naturalidad ya fueran nuestras aficiones (ella es una música consumada), el repaso a las habilidades de nuestros hijos respectivos, el gusto compartido por los vinos sabrosos de su tierra, o las peripecias de su hija de 16 años que tiene que volver apresuradamente desde Canadá, donde estudia con una beca, a cuentas del virus este… y ella, al igual que toda su familia, felices de que vuelva a casa, porque en estas circunstancias mejor todos juntitos, ¿no?

Y para finalizar, también ayer noche recibí la llamada entrañable de una paisana que hace muchos años que ya vive en Mallorca: CARMEN POYATOS. Conoció a mis padres y a muchos de mis hermanos. Hemos descubierto vivencias comunes, anécdotas y mucha, mucha gente querida por los dos, y por eso fue maravilloso evocar a esas personas queridas. Como por ejemplo las bellas referencias que hizo de mi TÍO PEPE, primo hermano de mi padre, de mi primo JUANMA, sin duda alguna el tipo más querido allá por donde vaya, y de su hermana (mi prima, claro) VICTORIA, de quien se deshizo en elogios… ¡jajaj! Además, aproveché para darle unas nociones básicas de redes sociales y de telefonía móvil para que vaya renovando, un año de estos supongo, ¡jajaja! su antediluviano teléfono. Gracias Carmen por tu llamada tan bonica.

Por eso… ¿Cómo nos iba a contar estas cósicas? Pero ya, a partir del miércoles ya quisiera volver a hablar de ciudades, de ciudadanos y de sentimientos comprometidos… que la vida sigue y seguirá, y tampoco es bueno que no levantemos la vista…

¡Un abrazo grande, cálido y largo para todos vosotros!

coronavirus 7

Es domingo y ha amanecido una mañana húmeda, gris y triste. Y sobre todo muy silenciosa. Es verdad que aún es temprano, pero se masca la quietud, como si todo se hubiera parado, preso de la desesperanza. Como si mis vecinos y las gentes de mi barrio estuviesen aguantando la respiración para que hoy nada cambiase, ante el temor de que cualquier evolución sería a peor. Hasta el café me sabe hoy diferente. No sé si algo más amargo. Aunque también es bastante probable que solo sean impresiones mías, y que me estén afectando los mensajes que leí hace un rato, recién despertado, enviados desde Perú por personas muy queridas. Ya sabes que nada como ver las cosas desde la distancia, y desde esos 10.000 km. que median, incluidos un continente y un océano, nos miran a España y a los españoles con mucha más preocupación que, quizás, la que aún sentimos nosotros por acá…

No soy hombre de desesperanzas porque yo creo que, en cada día de mi vida, casi sin excepción, siempre he sabido buscar y encontrar razones para soñar, asideros que me diesen seguridad, y los mejores argumentos para seguir caminando. Pero al releer esos mensajes de solidaridad con nuestro pueblo, incluso de sorpresa por la solo relativa firmeza con al que en España afronta este mal invisible pero implacable, se me ha puesto muy mal cuerpo, con un nudo en la garganta, un vacío que me grita desde la boca del estómago, con una desazón que me embarga… y aunque se positivamente que en un rato todo será diferente, como en cada día, me ha parecido que hoy mi reflexión para ti debía escribírtela cuando mi ánimo, como el día, aún está húmedo, gris y triste.

En seguida, en muy poco rato, incluso ya, en apenas unos minutos, la luz de la mañana se irá intensificando y, con ella, el día y las gentes de mi edificio y los alrededores se irán activando y volverá si no el clamor, porque todo desde hace unos días está mucho más decaído, pero sí ese cierto movimiento que hará que aparentemente hoy vuelva a ser un día normal. O al menos tan normal como ahora corresponde. Sin embargo, esos mensajes ultramarinos ya calaron en mi ánimo porque, paradójicamente, aun siendo un conjunto de voces inconexas han conformado una letanía machacona y sorprendentemente conjuntada en su mensaje, y porque vistos desde la lontananza pareciera que, por aquí, ni las autoridades ni los ciudadanos nos lo hubiéramos tomado con la tremenda gravedad que el caso exigiría. Como si todo esto fuera simplemente una circunstancia incómoda e inquietante que la estamos viviendo con cierta gravedad…  

Estamos enclaustrados sí, pero en casa. Con muchos, pocos o incluso ningún acompañante compartiendo nuestro espacio, pero tampoco percibimos demasiada soledad porque nunca como ahora nos hemos prodigado tanto con los mensajes, llamadas o videollamadas.  Llegado el caso salimos con tranquilidad a la farmacia, al supermercado o al quiosco, y el carro de la compra, la mascota o las bolsas de la basura se han convertido en verdaderos salvoconductos para salir a la calle, por lo que nada es tan severo. La actividad económica se está parando, pero todos en nuestro fuero interno estamos convencidos de que en unas semanillas todo esto desaparecerá y volveremos al punto de partida. Muchos estamos aprendiendo a teletrabajar, algo simpático que nos ayuda a percibir que la vida sigue y que va a seguir muy pronto como si nada… Además, ¿Cuándo habíamos soñado tener tanto tiempo libre para ordenar las fotografías, ver películas, cocinar, leer, hacer zumba, llamar a amistades que ya estaban amortizadas, o compartir el mismo espacio y tiempo con nuestros hijos? ¿Y las simpáticas olas de solidaridad? Son muy emotivas y reconfortantes, y nos ayudan a pensar que individual y colectivamente con toda seguridad somos mejores de lo que pudiera aparentar…

Y todo eso está bien… pero, aunque nos repetimos machaconamente unos y otros, ya sea desde las asociaciones de padres de alumnos, desde cada colectivo, en los medios de comunicación, con videos caseros, a través de memes superocurrentes, o visualizándolo a través de miles de iniciativas entrañables eso de ¡Quédate en casa!… Sin embargo, hay más multados por no hacerlo que infectados por el virus. Se cuentan por miles los que se han mudado a su segunda vivienda, o los que llegado el fin de semana quieren salir, como siempre, de la ciudad. Tantos y tantos que visitan a familiares o allegados, porque como ellos no están infectados... Y demasiados negocios que aún siguen abiertos con el trasiego que ello supone.

Y desde la lejanía perciben que tampoco las autoridades pareciera que hayan adoptado medidas extremas para que la sociedad española se tome mucho más en serio, absolutamente en serio, que esta crisis global también es una crisis total que solo podríamos atajarla con una parálisis absoluta, salvo servicios básicos básicos e imprescindibles imprescindibles… y todos en casa.

Viendo pelis o haciendo gim, pero en casa. Felices o familiares, pero en casa. Y no digo yo que guardando la respiración o que nos olvidemos de vivir en estos días, no, pero en casa. Todos en casa. Sin salir y sin excusas.

Porque esto es una crisis sanitaria y global tan gorda que más vale unas pocas semanas colorados que ciento amarillos. Lo primero lo superaríamos, pero lo segundo…

coronavirus 3

Ayer viví un día diferente, especial. Lleno de emociones y de sorpresas. Recordareis que hice una especie de llamada a interactuar: ¡Me encantaría tener un rosario de videollamadas con cualquiera que se encuentre solo, o que simplemente le apetezca conversar conmigo! Y vaya si las hubo, llamadas, videollamadas y sorpresas… y como siempre ocurre cuando abres tu corazón, creo que recibí el ciento por uno.

JULIA, una entusiasta chica de Granada, ya jubilada, inició la serie inundando el ambiente de alegría y optimismo. Aunque vive con dos hijas, en realidad pasa casi todo el tiempo sola están cuasiencerradas preparando oposiciones… Le encanta bailar y me animó con mis clases de Bachata… Así que esta madrugada he recibido, tal y como me prometió, unos videos que me ayudarán a progresar en este maravilloso baile latino.

CÁRMEN es una enfermera malagueña que se conectó conmigo en un breve descanso antes de volver de nuevo al Hospital de Ceuta. Apenas pude articular palabra, pero tuve el honor de compartir con ella todas las emociones, el dolor y la impotencia que brotaban de su pecho. Y me impresionó especialmente su extraordinaria humanidad cuando se desahogaba conmigo narrándome algunas de las vivencias intensísimas de estos días, en las que su labor sanitaria prácticamente pasaba a un segundo plano. Seguramente el momento más especial fue cuando me contaba, casi susurrando, cómo vivió los últimos momentos de un enfermo al que acompañó hasta el final, con su mano cogida, mientras que rezaba para sus adentros deseándole alivio para su agonía…

ENCARNA, ya jubilada, vive sola en Jun, a las afueras de Granada, y me contó muy orgullosa sus actividades de voluntariado. Pero sobre todo me habló de su familia, ya dispersa, y de cómo adora a sus nietos a los que añora porque apenas los ve… Así que estuvimos acopiando razones suficientes para que, tan pronto acabe esta alerta sanitaria, se montase en el coche para ir a Dúrcal a verlos… A ambos nos hizo bien conversar sobre los vínculos del amor y la ternura, y nos sacamos muchas sonrisas el uno al otro. ¡Ah! Un rato después me mandó fotos suyas (ya mucho más guapa, porque se quejaba de que estaba la estaba viendo sin peinar, jajajaj) y por supuesto de sus guapitos nietecillos.

LILIA es una profesora de urbanismo en México a la que tengo un especial aprecio. Y aprovechó la ocasión para conectarse conmigo. Fue estupendo comprobar que sigue llena de ilusión por formar buenos profesionales. Aunque ya no lo fue tanto cuando me contaba, impotente, cómo su país, quizás por los tremendos contrastes sociales, está demasiado relajado con esta enfermedad, temiéndose lo peor. Y, claro, fueron inevitables sus miedos por la salud de su querida madre…

MARITZA en una amiga especial de Lima. Nos conocimos cuando ambos visitábamos hace años la ciudad milenaria de Caral. Aunque es médico pediatra, en realidad es educadora social y sanadora de almas. Fue estupendo comprobar cómo nuestra amistad está más allá de la distancia y del tiempo, como también lo fueron nuestras reflexiones respecto de los aspectos positivos que la pandemia pueda generar en la mejora de ciertos hábitos sociales y familiares.

Con CONCHI, abogada granadina y experta inmobiliaria, ya la conversación fue como una especie de charla vespertina, relajada, muy agradable, compartiendo diversas vivencias particulares de cada uno bajo la sabia perspectiva que, con los años, va dando la vida…

PACO Y SIMÓN me sorprendieron al videollamarme para darme cobijo y echar unas risas conmigo. ¡Gracias!

PEPE, un buen amigo, también me sorprendió al videollamarme por la noche, nos reimos un rato y nos dimos compañía de la buena.

Y finalmente llegó, mientras cenaba, la llamada grupal de mis cuatro hijos, tan guapos, para felicitarme y conversar conmigo mientras que degustaba una segunda copa de un vino de Jumilla que me regalaron hace unos días unos magníficos nuevos amigos… ¡Cuantas alegrías!

¡Ah! Y entre medias otra grata sorpresa… ¿Grata dije? ¡Más que grata! Porque recibí sendos mensajes de los periodistas Pilar Molero y Jesús Javier: “Juan Carlos, tu idea nos ha gustado mucho y hoy hablamos de ti y de tu iniciativa (en nuestro programa)”. Así que os dejo el podcast de su programa TODO VA BIEN, GUADIX en el que comparten cada día las mejores experiencias positivas de este mal momento… Absolutamente recomendables, ellos y su programa. Al escucharlo tened mucho cuidado al llegar al minuto 10’ porque podríais sonrojaros como yo, con las cosas que me dijeron… ¡Gracias, guapos!  https://youtu.be/z1dBJDhs35M

En fin… Un día muy intenso, emocionante y bello… Lo dicho, el ciento por uno… para tenerlo presente.

coronavirus 2

¡¡¡Ya lo tengo!!!

He estado dándole vueltas a mi reflexión de ayer sobre cómo organizar mi tiempo en este mesazo, largo, largo, que nos espera enclaustrados, y mirad, he llegado a la siguiente conclusión:

  • ¿Cuidarme? Por supuesto, así que cada día, como me gusta madrugar, haré algo de deporte en casa, que para eso tengo grabadas varias clases del amigo Jacinto Garzón.
  • ¿Teletrabajar? Claro, así que durante toda la mañana me conectaré con mi equipo y lucharemos como podamos entre todos hasta la hora del almuerzo en mi caso (Kika, José Antonio; Mónica, Natalia; Elena; Alejandro; Alberto, Juan Carlos, Santiago… sois geniales y os echo mucho de menos, así que os mando muchos ánimos y os deseo todo lo mejor)
  • ¿Vivir experiencias nuevas? ¡¡Ni te quepa la menor duda!! Así que he pensado que al igual que yo, al que el enclaustramiento ha pillado solo en casa, habrá otros muchos (miles y miles quise decir, jajajaj) y esta es mi propuesta: cada día, durante toda la tarde y hasta la hora de cenar ¡Me encantaría tener un rosario de videollamadas con cualquiera que se encuentre solo, o que simplemente le apetezca conversar conmigo!

Para hablar de cosas técnicas -si te empeñas, jajaj-, de la vida, para contar chistes, para desahogarse, para hablarme de su último amor (o desamor) o de los bellos que son sus hijos, del coronavirus (¡también, jajajaj!) para leerme alguna de sus poesías, para susurrarme cosas al oído… o simplemente por el gusto de hablar. ¡Ah! es posible que yo también invite a alguno de vosotr@s para celebrar una videollamada...

MI Nº DE TELÉFONO:     +34669848135

MODALIDAD:                  videollamada a través de WhatsApp, Messenger o similar

PROCEDIMIENTO:          mándame un chat (WhatsApp) y yo te contestaré proponiéndote una hora concreta

DURACIÓN:                      Ya veremos… jajajaj, la que sea suficiente

¿QUIÉN LLAMA?             Yo seré quien llame para poder estar coordinado

¡Así que estoy feliz! Espero conocer a muchos de vosotros, apoyaros y que me apoyéis… ¿Y qué pasará si nadie me propone conversar? ¡Jajajaj Ya tengo un plan B: Me he descargado unas clases de Bachata y de Salsa por YouTube ¡Jajajaaj!

Espero vuestros chats para empezar a conectarnos, y quíen sabe si sea una bonita manera para que unos y otros salgamos de nuestros caparazones y nos abramos a la vida… ¡Yo vengo a ofrecer mi corazón! ¡QUE EMPIECE LA CORONAVIDA!

coronavirus

Lo que son las cosas… Han pasado apenas cuatro días y sin embargo tengo la sensación de que nunca había estado tanto tiempo recluido en casa. Por eso me sorprende lo lento que pasa el tiempo. Y no es porque no tenga nada que hacer, no. Ni siquiera porque no haga muchas cosas, claro que no. Porque en realidad madrugo bastante, desayuno ya abriendo mi mente al día, para enseguida zambullirme a teletrabajar a las 7h30’ y, en realidad, paso toda la mañana de manera frenética con mil chat, llamadas o correos… Como afinando el tiro en numerosos asuntos que pareciera que demandasen un leve impulso mío para que volvieran a recobrar su sentido… O al menos eso creyese yo.

Así que en realidad mi trabajo se parece mucho a eso, a completar sinfonías inacabadas o que en algún momento perdieron su armonía y precisasen ser afinadas, o que permanecen lánguidas porque su tempo ya perdió vida y es como que a mí me tocase relanzarlas hacia un molto vivace. Y así llevo años, muchos años. Y por eso ya me acostumbré a sentirme activo solo cuando estoy multiactivo. Y es curioso… porque eso me gusta.

Con el tiempo fui descubriendo que mi mente solo sabía razonar con una cierta tensión y que en realidad gozaba más tomando decisiones, marcando caminos, ideando salidas o resolviendo enigmas, que deteniéndome a desarrollar con primor y con esmero cada uno de esos rumbos que había trazado, y eso quizás me llevó a acompañarme de otros muchos, sin duda más pacientes que yo y, desde luego también, mucho más capaces para desarrollar aquellas ideas eléctricas que habían brotando en mi mente...

Recuerdo que alguien me dijo, hace ya años: “Juan Carlos, tú ya te has desprofesionalizado” y yo lo recibí como algo denigrante, porque reconozco que por entonces no supe entender que esa persona tenía toda la razón… En realidad, había dejado de ser un arquitecto individual para adoptar progresivamente un poco del espíritu de cada uno de aquellos que me acompañaban, a los que ayudaba con mis orientaciones y decisiones a avanzar. Y fue cuando en realidad empecé a tomar conciencia de mi nueva realidad. Porque, como os decía, la vida me ha ido llevando ¿O fui yo quizás? a navegar en mil aguas, a pensar en mil asuntos, a compatibilizar mil pensamientos.  Y eso me gusta… O quizás sea también que me guste porque sea la única manera, o mi manera particular, para seguir avanzando en una profesión en la que cuesta esfuerzos sobrehumanos no ya sobrevivir, sino sobre todo hacerlo con coherencia…

El caso es que llevo tantos años ya sumergido en ese ritmo frenético que te exige tener solo buenas primeras ideas que, seguramente, hice de la necesidad virtud. Y por eso, algunas veces, como en estos días, cuando un mayor sosiego es obligado, y cuando los minutos y las horas han recobrado su verdadera magnitud, me pareciera que ya no se vivir de otra manera…

Sin embargo, en menos de una semana las prioridades del mundo, y desde luego de mi mundo, han cambiado con tal radicalidad que aquí me tenéis, como millones de vosotros, recluido en casa, haciendo lo teleimposible para insuflar algo de vida a todo aquello que hasta hace apenas nada de tiempo era de la máxima urgencia…

Y lo que son las cosas, como te decía, porque hasta hace unos días era yo quien perseguía a los acontecimientos, siempre escurridizos y acelerados, cuando ahora aquel ritmo se volvió un adagio… ¡Uf! Y en estas estoy, que ya no sé si lo que me mueve es la inercia de seguir avanzando, o por el contrario sea en realidad mi voluntad corajuda de que la vida, mi vida, no se pare…

Por eso, me siento raro, raro, raro. Y han bastado para ello apenas cuatro días, eternos, encerrado en casa, prisionero de mi soledad, en los que en lo laboral y en lo social todo se volvió virtual. Además, con la certeza de que esto va, si no para largo, largo, sí que, al menos, no se va a pasar en un suspiro, no. Y creo que, desde entonces ¿Media semana? todo cuanto hago o pienso o digo se me antoja bastante introspectivo.

Pero el caso es que, si repaso mentalmente todo lo que hice hoy, resulta que es tanto que no justificaría esa sensación de languidez que me acompaña… Así que en eso llevo pensando toda la tarde. Pero en un momento de lucidez me dije:

- Anda Juan Carlos, ponte a escribirle a tus amigos de La Ciudad Comprometida a ver si así aclaras tus ideas y te sacas un conejo de la chistera, como tantas otras veces antes, porque algo tienes que hacer… Porque la coronavida te acaba de regalar todo un mesazo, o más, para que lo vivas como algo especial, o lo sufras como un verdadero suplicio… Tú eliges.

Y Ahora que estoy terminando mi reflexión, que ya no sé si en realidad es para vosotros o para mí mismo, me doy cuenta perfectamente de que, desde luego, ese mesazo, o lo que dure este encierro, no lo pienso tirar a la basura… ¡Claro que no!  Así que voy a trazarme un plan, jajaja, que es mi manera particular de resolver los enigmas, para llenar de miles de colores y de sensaciones estas mil horas que me esperan… ¡Al ataque!  

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¡Ay madre! Encerrado en casa tantos días como se avecinan con lo activo que yo soy, y con lo que me gusta comer cuando estoy inactivo… Jajaja. Así que preveo unos 150gr. de sobrepeso al día que si esto dura solamente dos semanas serán 2 kg. aproximadamente, pero si duran más, que durarán…

¡Horror!

A esto hay que ponerle algún remedio. Pero veo que no es algo que me preocupe a mí solo porque los Apps/Espabilados ya me está bombardeando, como el que no quiere la cosa, para que me instale una aplicación móvil que milagrosamente me ayudará a estar activo, ganar masa muscular y perder peso…

¡Anda!

Aunque tienen un defectillo… solo uno: cuestan dinero. Fíjate que me dije: quizás si trafican con mis datos personales (estatura, edad, peso, si hago mucho ejercicio o poco… jajaja) sea gratis… pero no, TODOS COBRAN

¡Mira!

Pero, como siempre, cuando menos lo esperaba llegó un mensaje-amigo-solidario con la solución: el buen Jacinto Garzón (entrenador nacional de marcha atlética y por ende de nuestra laureada María Pérez entre otros muchos) desde un rincón de Andalucía (Guadix, mi pueblo) ha confeccionado así, sin muchos perejiles, pero de manera muy práctica cómo podamos hacer cada día 30’ de ejercicio en casa en ese metrocuadradoymedio que nos dejan libres los muebles del salón, y además entretenidos y completos…

Así que ahí lleváis el enlace porque yo ayer ya me puse y esto promete… https://www.youtube.com/watch?v=dD6DFNYxivM&feature=youtu.be

¡Toma!

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